ORIENTACIONES PARA LA PASTORAL DE ADOLESCENTES

LOS TIEMPOS NUEVOS

AREA DE  ADOLESCENTES DE LA JUNTA DIOCESANA DE CATEQUESIS


II- MIRAR LA REALIDAD

Desde dónde la miramos

4- Lo primero que nos planteamos es desde dónde queremos mirar la realidad en la que nos toca trabajar. Para ello nos remitimos a las indicaciones que el obispo ha manifestado en su carta pastoral de 1998: la Comunión y la Evangelización. Construir la comunión es construir la Civilización del amor; no se trata de una estrategia pastoral, sino de vivir en profundidad el misterio de Dios, Uno y Trino. Vivir la Comunión nos capacita para asumir la misión evangelizadora, que es la vocación de la Iglesia.[1] La comunión dice Juan Pablo II: “encarna y manifiesta la esencia misma del misterio de la Iglesia.” [2] Por ello, nos invita a promover una espiritualidad de la comunión, principio educativo que ha de estar presente en todos los lugares donde se forman el hombre y el cristiano. [3] La Evangelización implica un presupuesto fundamental: ir a todos, es decir, estar plenamente imbuidos del espíritu misionero propio de la Iglesia. En nuestro caso, llegar a todo adolescente; todo adolescente es evangelizable; es llamado por Cristo a un encuentro con él, a una vida nueva. La evangelización debe ser entendida como un proceso de crecimiento y maduración en la vida de fe en el seno de una comunidad eclesial.

5-  Junto a los congresales nos detuvimos a mirar la realidad diocesana en lo que  hace a la catequesis de adolescentes y encontramos las siguientes fortalezas y debilidades:

Debilidades

a) Comunión y evangelización

  Es difícil vivir el misterio de la comunión, ya que, por ejemplo, se nota cierta fragmentación entre parroquia y colegio o entre parroquia y capilla. En no pocas ocasiones somos los mismos  adultos quienes constituimos un obstáculo para vivir la comunión,  y esto provoca desconfianza y alejamiento en los adolescentes. Muchos de ellos quedan fuera de la comunidad parroquial, ya que no se encuentran las estrategias necesarias que permitan llegar a ellos y acercarles, también, el mensaje salvador de Jesucristo. Falta el acompañamiento por parte de los sacerdotes en la tarea catequística de algunas comunidades, lo que genera incertidumbre y desaliento en los animadores de grupos y no favorece un trabajo completamente efectivo con los adolescentes.

 b) Proceso

  Existe una marcada ruptura después de la  confirmación, ya que muchos chicos luego de recibir dicho sacramento, dejan de participar en la parroquia. El tiempo dedicado a la tarea catequística con los adolescentes resulta insuficiente para responder adecuadamente a las expectativas y necesidades que se plantean. Falta capacidad de evaluar experiencias y  comunicación entre los agentes pastorales. No se valoriza ni integra debidamente en el trabajo con adolescentes al movimiento religioso congregacional. Finalmente, debemos reconocer que: los agentes pastorales necesitamos más capacitación y estudio.

 Fortalezas

  Existe un anhelo profundo de superar las debilidades. Es mucha la cantidad de personas que quieren trabajar y formarse para esta tarea. En algunas comunidades resulta alentadora la participación de adultos en  la catequesis de adolescentes. En algunas de ellas, también,  los animadores han comenzado a requerir apoyo para poder crecer y ser fieles a la vocación recibida, notándose  una mayor conciencia de que se debe trabajar en equipo.

 6- Conclusión

   Teniendo en cuenta la realidad que hemos analizado juntos y sabiendo que la pastoral de adolescentes es  la acción de Cristo Pastor que, a través de la Iglesia, sirve a los adolescentes para que encuentren el sentido de la vida, de la comunidad, y, en éstas, encuentren a Dios,[4]  vemos necesario un replanteo de nuestro trabajo pastoral. El Sacramento de la Confirmación goza entre nosotros de un gran poder de convocatoria; [5] hasta allí se realizan grandes esfuerzos por iniciar a los chicos y chicas en la vida cristiana, pero el problema de nuestra diócesis surge a la hora de continuar ese itinerario catequístico, ya sea por la situación cultural actual, ya por falta de medios  y/o preocupación pastoral. Se produce, pues, una ruptura entre la catequesis de iniciación y la de adolescentes, de manera tal que un gran número de chicos deja de participar de la vida comunitaria. Los adolescentes son personas que están en una etapa fundamental de sus vidas en la que se sufren crisis, se madura la personalidad y se toman decisiones determinantes. Será, entonces, nuestra tarea: trabajar para brindarles ámbitos de contención adecuados en el que se les presente un estilo de vida distinto desde el encuentro con Jesucristo.


[1] EN 14.

[2] NMI 42.

[3] Cf. Ibíd. 43.

[4] celam. “Opción Por los Jóvenes”. Separata de la sección juventud, p.38. (1997)

[5] j. d. baeza “Pastoral Juvenil desde la confirmación”. Colección Pastoral, Sal Terrae, Madrid, 1997.

 

"El Caminante"


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