297. MADRE DE NUESTRO PUEBLO

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LA                                        MI                                     LA

Fuiste una chica humilde, creyente y pura,

                                    Sim                       MI

fuiste la que esperaba el Salvador,

RE                                 MI          RE                        LA

fuiste el surco abierto, fuiste el Sí a Dios,

Sim                                 SI7                       MI

cuando el amor divino te fecundó.

(Anunciación, Lc. 1, 26-38)

 

LA                  Do#m       Fa#m               LA

Santa María, Madre de Dios,

Sim                        LA         SI7     MI

junto a tu Hijo reúnenos.

LA                        Do#m       RE                               MI

Madre y Patrona de nuestro pueblo,

  RE                  Do#m       Sim            MI

/¡Virgen María, bendícenos!/ (bis)

  RE                  LA              MI               LA (bis)

 

Fuiste la que llevaste con tu visita

esa feliz noticia del Salvador.

Fuiste la que anunciaste la nueva creación,

cuando, a tu voz, la vida se estremeció.

(Visitación, Lc.1, 39-45)

 

Fuiste el canto nuevo de mundo nuevo,

a toda voz gritaste: “Dios es amor,

levanta a los humildes, derriba al poderoso.

El salva a los que esperan liberación”.

(Cántico, Lc. 1, 45-55)

 

Fuiste a Belén madura del fruto santo,

y por ser de los pobres, nadie te abrió.

Fuiste la que alumbraste nuestra noche y dolor

cuando la Luz del mundo de Ti nació.

(Nacimiento, Lc. 2, 1-20)

 

Fuiste a ofrecer al Niño en el Templo santo,

Dios te confió el destino del Salvador:

Luz para las naciones, signo de división,

y el filo de una espada en tu corazón”.

(Presentación, Lc. 2, 22-36)

 

Fuiste la que comiste el pan del destierro,

la que buscaste al Niño en Jerusalén.

Fuiste la que guardaste todo en tu corazón;

fuiste la que creíste sin comprender.

(Huida a Egipto, Mt. 2, 13-15)

(Búsqueda y hallazgo del Niño, Lc. 2,41-50)

 

Fuiste la dulce esposa del Carpintero,

fuerte, trabajadora, mujer de hogar,

madre y educadora, ejemplo de piedad,

la amiga, la vecina más servicial.

(La vida en Nazaret, Lc. 2, 39-40 y 51-52)

 

Fuiste la que estuviste junto a los novios,

Tú la que les brindaste gracia y amor;

Tú la que adelantaste “la hora del Señor”

cuando el agua en vino, Jesús cambió.

(Las bodas de Caná, Jn. 2, 1-11)

 

Fuiste la que subiste hasta el Calvario,

la que, de pie, estuviste junto a Jesús.

Tú la que, aceptando nueva fecundidad,

te hiciste Madre nuestra al pie de la Cruz.

(La hora de la cruz, Jn. 19, 25-27)

 

Fuiste la que estuviste con los Apóstoles

esperando al Espíritu en oración,

fuiste la que animaste la evangelización

cuando la Iglesia al mundo se propagó.

(Pentecostés, He. 1, 12-14)