Boletín de noticias de la Diócesis de Gualeguaychú


Viernes 15 de noviembre de 2013                   Nº 103                       comunionenred@gmail.com


ÍNDICE


Ordenación de diácono permanente.

Culmina el Año de la Fe

En la diócesis se trabajará el material para el Sínodo de Obispos sobre la familia

Celebración diocesana de la Acción Católica

El Encuentro Diocesano de Jóvenes 2014 se realizará en Gualeguay

Jornada Espiritual para sacerdotes y religiosas

Mons. Lozano disertará en Santa Fe sobre Doctrina Social de la Iglesia.

Actividades de Mons. Lozano

 

Documentos


De tal palo tal astilla

Compartimos Preocupaciones

Documento preparatorio del Sínodo de Obispos 2014

El drama de la droga y el narcotráfico

Jornada de ayuno y oración

 


DESARROLLO DE NOTICIAS


Ordenación de diácono permanente.

El acólito Miguel Coronel será ordenado diácono permanente el próximo 14 de marzo de 2014. La celebración, que será presidida por Mons. Jorge Lozano, se realizará en la parroquia San José de Gualeguay a las 20.00 hs.

Coronel es oriundo de Gualeguay, tiene 43 años, soltero, empleado comercial y ha realizado su formación en la diócesis durante los últimos años junto al primer grupo de aspirantes a recibir el orden sagrado como diáconos.

Será el cuarto diácono permanente para el servicio pastoral en la diócesis ya que los tres primeros fueron ordenados en Gualeguaychú el pasado 9 de agosto.

Los diáconos permanentes son varones célibes, casados o viudos provenientes de cualquier ambiente social y laboral, siempre que no se contradiga con el ministerio que va a desempeñar. Los aspirantes deben tener 35 años como mínimo y 55 como máximo y una vez ordenados –tras cuatro años de formación- continúan con sus trabajos y vida de familia.

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Culmina el Año de la Fe

Mons. Jorge Lozano presidirá diversas celebraciones de cierre del Año de la Fe en varias ciudades de la diócesis.

El miércoles 20 de noviembre en Gualeguay harán las clausura las comunidades parroquiales de esa ciudad, de Larroque y Galarza. La misma comenzará con sendas marchas de antorchas desde las parroquias de Gualeguay, confluyendo en la intercesión de San Antonio y Belgrano para avanzar hasta la parroquia San Antonio. Allí se celebrará la Misa de Clausura a las 20.00 hs.

El jueves 21 de noviembre se realizará el cierre en Concepción del Uruguay con una misa en la Basílica a las 21.00 hs, viernes 22 de noviembre será en Gualeguaychú a las 20.00 hs en Parroquia Cristo Rey. El domingo 24 de noviembre la clausura será en Rosario del Tala a las 10 de la mañana y finalmente el lunes 25 de noviembre a las 19.00 hs. en Victoria.

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En la diócesis se trabajará el material para el Sínodo de Obispos sobre la familia

Mons. Jorge Lozano ha invitado a las comunidades de la diócesis a trabajar el material propuesto por la Santa Sede para la próxima Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos sobre el tema "Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la Evangelización".

El cuestionario de 33 preguntas puede ser abordado en su totalidad o tomando solamente algunas cuestiones específicas y las respuestas y propuestas deben ser entregadss antes del 5 de diciembre ya que una comisión específica elaborará una síntesis para ser remitida a la Conferencia Episcopal, la cual será la encargada de confeccionar las conclusiones nacionales.

En la sección "Documentos" ofrecemos el texto y cuestionario completo para ser trabajado en los grupos, instituciones y comunidades parroquiales.

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Celebración diocesana de la Acción Católica

El Consejo Diocesano de la Acción Católica invita a todos sus miembros y asesores celebrar la fiesta de Cristo Rey, patrono de la institución, mediante una instancia diocesana. La misma se llevará a cabo en la Parroquia San Juan Bautista y Beato Juan XXIII  de Gualeguaychú el domingo 24 de noviembre.

El encuentro comenzará a las 17.00 hs con el acto de bienvenida y oración inicial. A las 17.45 hs habrá una charla sobre "Jesucristo, Rey del Universo en el Año de la Fe" y luego trabajos en grupos. A las 19.00 hs se rezará un Rosario peregrinado y a las 20.00 una hora de Adoración Eucarística para culminar con la Misa de Acción de Gracias en la que habrá renovación del compromiso, nuevas promesas y oficializaciones. Luego de la misa se compartirá una cena a la canasta con una fogón de cierre.

El Consejo Diocesano propone un camino de preparación mediante una novena y material elaborado por el equipo nacional de formación que se pueden bajar de la página oficial de la Acción Católica Argentina.

También recuerda que el 7 de Diciembre habrá una reunión con los Consejos Parroquiales y Comisiones de la Diócesis para evaluar y programar el próximo año.

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El Encuentro Diocesano de Jóvenes 2014 se realizará en Gualeguay

El Encuentro Diocesano de Jóvenes 2014 tendrá lugar en la ciudad de Gualeguay los días 12 y 13 de abril, durante el fin de semana del domingo de Ramos. Al mismo están convocado a participar jóvenes de entre 17 y 35 años de edad: estudiantes secundarios del último año, universitarios, trabajadores y familias jóvenes. Comenzará a las 15.00 hs. del sábado y culminará con la procesión de Ramos y misa de clausura a las 16.00 hs. del domingo.

Como en la edición 2013 que se realizó en Gilbert, tendrá una tónica misionera el día sábado y reflexivo-formativa el domingo, destacando además que es el 25º encuentro que se realiza en la diócesis de Gualeguaychú. Se invita a todas las comunidades y colegios a ir preparando la participación en el mismo, especialmente luego de la invitación del Papa Francisco en la JMJ de Río a animar y fortalecer el trabajo pastoral con los jóvenes.

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Jornada Espiritual para sacerdotes y religiosas

El próximo 5 de diciembre se realizará una Jornada Espiritual para sacerdotes y religiosas en torno a la fiesta de la Inmaculada Concepción. La misma tendrá lugar en la Basílica de Concepción del Uruguay y comenzará a las  9.30 hs. con una charla, Luego se habrá un momento de Adoración Eucarística y posteriormente se celebrará la Misa presidida por el obispo diocesano. Finalmente se compartirá un almuerzo fraterno en  el salón Juan Pablo II.

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Mons. Lozano disertará en Santa Fe sobre Doctrina Social de la Iglesia.

Mons. Jorge Lozano disertará el próximo lunes 18 de noviembre en el cierre del ciclo de conferencias titulado "La dimensión social de fe" y organizado por el Instituto de Doctrina Social de la Iglesia de la Universidad Católica de Santa Fe. La ponencia de cierre que estará a cargo del obispo de Gualeguaychú comenará a las 20.00 hs. y contará además con una mesa chica de diálogo sobre el trabajo en Santa Fe, en la cual van a participar representantes de sindicatos, concejales de la ciudad y diputados provinciales entre otros. La misma se realizará en el aula 2.52 de la Universidad  en Echagüe 7151 de Santa Fe. Mons. Lozano es presidente de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina.

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Actividades de Mons. Lozano

Viernes 15/11: 20 30 hs Confirmaciones en Parroquia San José, Catedral

Sábado 16/11 y Domingo 17/11: Confirmaciones en las Parroquias Ntra. Sra. de Aranzazu y San Roque de la ciudad de Victoria

Lunes 18/11: 18 hs Universidad Católica de Santa Fe – Conferencia “La Dimensión social de la Fe”

Miércoles 20/11: Clausura Año de la Fe – Gualeguay-

Jueves 21/11: Clausura Año de la Fe – Concepción del Uruguay –

Viernes 22/11: Clausura Año de la Fe – Gualeguaychú-

Sábado 23/11: Patronales Cristo Rey

Domingo 24/11: Clausura Año de la Fe – Zona Tala –  Misa 10.00 hs en Ntra. Sra. del Rosario

                      Confirmaciones en Parroquia San José de Galarza 18 y 20hs.

Lunes 25/11: Reunión de la Junta de Catequesis

                     Confirmaciones Zona Rural

                     19.00 hs Procesión y Misa Clausura Año de la Fe – Victoria

Miércoles 27/11: Patronales Medalla Milagrosa, 19 hs Procesión y Misa.

Jueves 28/11: Confirmaciones en Alarcón, Parroquia Ntra Sra del Perpetuo Socorro – Larroque

Viernes 29/11: 20.00 hs. Confirmaciones San Isidro Labrador

Sábado 30/11: 20.00 hs. Confirmaciones en San Miguel Arcángel de Caseros

Domingo 1/12: 9.00 hs Confirmaciones en Ntra. Sra. del Rosario y 11 hs en San Roque de Tala

                       18.00 hs Confirmaciones en Ntra. Sra. de Luján de Ibicuy

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Documentos


De tal palo tal astilla

Columna de opinión de Mons. Jorge Lozano para el domingo 3 de noviembre de 2013.     

Por medio de este dicho expresamos tres cosas: semejanza, pertenencia, familiaridad.

La semejanza puede darse en un sentido físico o de algunas cualidades. Los hijos suelen ser parecidos a su papá y su mamá. Cuando nace un bebé se le encuentran similitudes en parecidos en la forma de la nariz, de la oreja, de los dedos. Hay rasgos que son peculiares en algunas familias. Cuando el niño crece se vive con orgullo escuchar “trabajador como su papá” o “servicial como su mamá”.

La pertenencia da idea de vínculo fuerte con un grupo, identificación con sus ideales y valores. Nos hace solidarios en el destino de la comunidad. Cuando la pertenencia es floja o débil no hay compromiso.

La familiaridad es la manera más fuerte de vivir la semejanza y la pertenencia. La primera es reconocida por los demás, la segunda es experimentada desde el propio corazón. La familia es la que logra los lazos o vínculos vitales más fuertes e importantes.

Dios nos hace familia suya para que vivamos estas tres dimensiones en nuestra relación con Él. Las tres cosas nos vienen dadas por medio del Bautismo. El Padre nos hace semejantes a su Hijo, hermanos de todos. Somos más parecidos no por la forma de la nariz o el color del cabello, sino por el amor que tenemos a Dios y a los hermanos.

Pertenecemos a Él, y Él nos pertenece. Nos dice Jesús “el que me ama permanece en mí y yo en él” (Jn 15, 5) como la vid y los sarmientos. Jesús nos llama amigos y nos ayuda a vivir en trato de intimidad con Él. Y nos hace de su familia para vivir la misma fe.

¿En qué nos parecemos a Dios? ¿Podemos decir de nosotros respecto de Él: “de tal palo tal astilla”? ¡Sí! Decilo con convicción: ¡Sí! Dijo el Señor: “Sean santos porque yo soy santo” (1Pe. 1, 16). El camino de la Santidad es para identificarnos con Cristo. Y este camino es tan fuerte que San Pablo llegó a decir “Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí” (Gal. 2, 20). Porque desde toda la eternidad el Padre nos ha elegido en Cristo “para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia por el amor” (Ef 1, 4).

Y este es un camino comunitario, a recorrer entre amigos. En torno a los santos encontramos cómo crece el deseo de vivir según el Evangelio.

El viernes pasado, 1 de noviembre, fue el día de “Todos los Santos”. Una celebración que acerca el cielo con la tierra. Ellos son ejemplo de vida plena. Son amigos de Dios y de los hombres. Llevan al Padre nuestras peticiones y angustias, nuestras alegrías y esperanzas.

 

Hace siglos, en Lima, Perú, fueron contemporáneos Santa Rosa, San Martín de Porres, Santo Toribio de Mogrovejo y San Juan Macías. En el 2009 visité la ciudad de Lima y me imaginé que un día, en esa misma ciudad, podría haber ocurrido algo como esto y yo lo hubiera contado así:

“Hoy a la mañana visité algunos viejos amigos de aquí. Santo Toribio de Mogrovejo, San Martín de Porres, San Juan Macías, Santa Rosa de Lima. Andan muy, muy bien, como la última vez que los vi. Cierto que algo atareados.

El Obispo Toribio acababa de llegar de una recorrida por la extensa diócesis que le había llevado cerca de año y medio. Además, estaba corrigiendo un Catecismo en lengua local que se lo reclamaban de la imprenta. [De los 25 años que fue obispo de Lima, 17 años los dedicó a recorrer la diócesis y fue declarado Patrono de los Obispos de América Latina y El Caribe por Juan Pablo II.] (murió en 1606)

A cuatro cuadras de la Catedral se encuentra el Convento de los frailes dominicos. Allí el hermano Martín estaba terminando de barrer la vereda y se iba rapidito a dar de comer a su perro, su gato y su ratón que después de haberles hablado largo rato aprendieron a comer del mismo plato sin pelearse. También lo esperaban varios en la peluquería para sus servicios. De jovencito había aprendido sobre las propiedades medicinales de algunas hierbas y ayudaba a procurar curaciones a los enfermos. Tenía el rostro radiante de pasar largas horas rezando. Le apodan ‘Martín de la caridad’. (murió en 1639)

En el mismo Convento Juan acababa de poner pan para los pobres en el horno y pudo quedarse un rato conversando mientras revisaba la cocción. En la portería del Convento lo esperaban unos cuantos pobres que recibieron junto con el pan recién horneado el pan de la catequesis que con mucho cariño les da Juan Macías. (murió en 1645).

A cinco cuadras de allí queda la casa donde había vivido Rosa. Falleció hace unos pocos años (en 1617) y todos la recuerdan con mucho cariño. Estuve en la pequeña ermita que ella se había construido para rezar. Cuentan que veía al Niño Jesús y lo cobijaba en sus brazos.
Vi el lugar donde calentaba agua para lavar a los enfermos pobres que albergaba en su casa para sanarlos y darles de comer. Martín de Porres y Rosa de Lima recibieron el sacramento de la Confirmación —en fechas diversas— de manos del Obispo Toribio”.

Qué cosa linda los santos, ¿no?

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Compartimos Preocupaciones

Columna de opinión de Mons. Jorge Lozano para el domingo 10 de noviembre de 2013.   

Los obispos de la Argentina hemos concluido ayer una semana de trabajo, reflexión y diálogo. Una de las situaciones que suelen estar presentes entre nosotros es la preocupación por el creciente consumo de alcohol y drogas desde edades cada vez más tempranas.

Recogemos cotidianamente el dolor de familiares, docentes, sacerdotes, comerciantes... que palpan esta realidad en sus barrios y comunidades.

Quisimos plasmar en una declaración algunas reflexiones, la cual hemos titulado “El drama de la droga y el narcotráfico”. De ese texto te comparto algunos párrafos:

 

“3 -Cuando este mal se instala en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del ‘negocio’. Hay gente que vende droga para subsistir, sin advertir el grave daño que se realiza al tejido social y a los pobres en particular.

4 - Es alarmante la expansión de las llamadas drogas sintéticas, que se distribuyen en diversos espacios festivos, y nos duelen las conductas autodestructivas en adolescentes o jóvenes que consumen diversas sustancias.

5 - Lo que escuchamos decir con frecuencia es que a esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio. Pero también es funcional y cómplice quien pudiendo hacer algo se desentiende, se lava las manos y ‘mira para otro lado’ ”.

 

 

Ante esta situación que va dejando un tendal de heridos al costado del camino, aumentando marginación y exclusión, hay gente (bastante) que no se queda de brazos cruzados. Unos cuántos se organizan para buscar caminos de superación en torno a capillas, parroquias y comunidades. Hemos reconocido lo valioso de la tarea que se está realizando.
Recordemos que Nº 10 de la declaración dice:

“San Pablo nos enseña a ‘tener horror por el mal y pasión por el bien’ (Rm 12, 9). Por eso no debemos quedarnos solamente en señalar el mal. Alentamos en la esperanza a todos los que buscan una respuesta sin bajar los brazos:

    A las madres que se organizan para ayudar a sus hijos.

    A los padres que reclaman justicia ante la muerte temprana.

    A los amigos que no se cansan de estar cerca y de insistir sin desanimarse.

    A los comunicadores que hacen visible esta problemática en la sociedad.

    A los docentes que cotidianamente orientan y contienen a los jóvenes.

    A los sacerdotes, consagradas, consagrados y laicos que en nuestras comunidades brindan espacios de dignidad humana.

    A los miembros de fuerzas de seguridad y funcionarios de otras estructuras del Estado que aún a riesgo de su vida no se desentienden de los que sufren.

    A todos los que resisten la extorsión de las mafias”.

 

Y, casi al final del mismo texto, decimos:

“13 – No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna”.

 

Este domingo, en todas las misas del país rezamos especialmente por los enfermos con el lema: “Anda y haz tú lo mismo”.

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Documento preparatorio del Sínodo de Obispos 2014

III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA

LOS DESAFÍO PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN

Documento preparatorio

Ciudad del Vaticano

2013

I – El Sínodo: familia y evangelización

La misión de predicar el Evangelio a toda la humanidad ha sido confiada directamente por el Señor a sus discípulos y es la Iglesia quien lleva adelante tal misión en la historia. En el tiempo que estamos viviendo, la evidente crisis social y espiritual llega a ser un desafío pastoral, que interpela la misión evangelizadora de la Iglesia para la familia, núcleo vital de la sociedad y de la comunidad eclesial. La propuesta del Evangelio sobre la familia en este contexto resulta particularmente urgente y necesaria. La importancia del tema surge del hecho que el Santo Padre ha decidido establecer para el Sínodo de los Obispos un itinerario de trabajo en dos etapas: la primera, la Asamblea General Extraordinaria del 2014, ordenada a delinear el “status quaestionis” y a recoger testimonios y propuestas de los Obispos para anunciar y vivir de manera creíble el Evangelio de la familia; la segunda, la Asamblea General Ordinaria del 2015, para buscar líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia.

Hoy se presentan problemáticas inéditas hasta hace unos pocos años, desde la difusión de parejas de hecho, que no acceden al matrimonio y a veces excluyen la idea del mismo, a las uniones entre personas del mismo sexo, a las cuales a menudo es consentida la adopción de hijos. Entre las numerosas nuevas situaciones, que exigen la atención y el compromiso pastoral de la Iglesia, bastará recordar: los matrimonios mixtos o interreligiosos; la familia monoparental; la poligamia, difundida todavía en no pocas partes del mundo; los matrimonios concordados con la consiguiente problemática de la dote, a veces entendida como precio para adquirir la mujer; el sistema de las castas; la cultura de la falta de compromiso y de la presupuesta inestabilidad del vínculo; formas de feminismo hostil a la Iglesia; fenómenos migratorios y reformulación de la idea de familia; pluralismo relativista en la concepción del matrimonio; influencia de los medios de comunicación sobre la cultura popular en la comprensión de la celebración del casamiento y de la vida familiar; tendencias de pensamiento subyacentes en la propuestas legislativas que desprecian la estabilidad y la fidelidad del pacto matrimonial; la difusión del fenómeno de la maternidad subrogada (alquiler de úteros); nuevas interpretaciones de los derechos humanos. Pero, sobre todo, en ámbito más estrictamente eclesial, la debilitación o el abandono de fe en la sacramentalidad del matrimonio y en el poder terapéutico de la penitencia sacramental.

A partir de todo esto se comprende la urgencia con la cual el episcopado mundial, cum et sub Petro, considera atentamente estos desafíos. Por ejemplo, si sólo se piensa que en el actual contexto muchos niños y jóvenes nacidos de matrimonios irregulares no podrán ver jamás a sus padres acercarse a los sacramentos, se comprende el grado de urgencia de los desafíos puestos por la situación actual, por otro lado difundida ampliamente en la “aldea global”, a la evangelización.

Esta realidad presenta una singular correspondencia con la amplia acogida que está teniendo en nuestros días la enseñanza sobre la misericordia divina y sobre la ternura en relación a las personas heridas, en las periferias geográficas y existenciales: las expectativas que se derivan de ello acerca de las decisiones pastorales sobre la familia son muchas. Por lo tanto, una reflexión del Sínodo de los Obispos sobre estos temas parece tanto necesaria y urgente, cuanto imperativa, como expresión de la caridad de los Pastores, no sólo frente a todos aquellos que son confiados a ellos, sino también frente a toda la familia humana.

II- La Iglesia y el Evangelio sobre la familia

La buena noticia del amor divino ha de ser proclamada a cuantos viven esta fundamental experiencia humana personal, de vida matrimonial y de comunión abierta al don de los hijos, que es la comunidad familiar. La doctrina de la fe sobre el matrimonio ha de ser presentada de manera comunicativa y eficaz, para que sea capaz de alcanzar los corazones y de transformarlos según la voluntad de Dios manifestada en Jesucristo.

En relación a la citación de las fuentes bíblicas sobre el matrimonio y la familia, se indican en el presente texto sólo las referencias esenciales. Así también para los documentos del Magisterio parece oportuno limitarse a los documentos del Magisterio universal de la Iglesia, integrándolos con algunos textos del Pontificio Consejo de la Familia e invitando a los Obispos que participan en el Sínodo a referirse a los documentos de sus respectivos organismos episcopales.

Desde siempre y en las más diversas culturas no ha faltado nunca la enseñanza clara de los pastores ni el testimonio concreto de los creyentes, hombres y mujeres, que en circunstancias muy diferentes han vivido el Evangelio sobre la familia como un don inconmensurable para la vida de ellos y de sus hijos. El compromiso del próximo Sínodo Extraordinario es impulsado y sostenido por el deseo de comunicar a todos, más incisivamente este mensaje esperando que, de este modo, «el tesoro de la revelación encomendado a la Iglesia vaya llenando los corazones de los hombres» (DV 26).

El proyecto de Dios Creador y Redentor

La belleza del mensaje bíblico sobre la familia tiene su fundamento en la creación del hombre y la mujer, ambos hechos a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,24-31; 2, 4b-25). Unidos por un vínculo sacramental indisoluble, los esposos viven la belleza del amor, de la paternidad, de la maternidad y de la dignidad suprema de participar así en la obra creadora de Dios.

En el don del fruto de la propia unión asumen la responsabilidad del crecimiento y de la educación de otras personas para el futuro del género humano. A través de la procreación, el hombre y la mujer cumplen en la fe la vocación de ser colaboradores de Dios en la custodia de la creación y en el crecimiento de la familia humana.

El Beato Juan Pablo II ha comentado este aspecto en la Familiaris Consortio: «Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26s): llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor (1Jn 4,8) y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión (cf.Gaudium et Spes, 12). El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano» (FC, n. 11).

Este proyecto de Dios creador, que el pecado original ha trastornado (cf, Gn 3,1-24), se ha manifestado en la historia a través de las vicisitudes del pueblo elegido hasta la plenitud de los tiempos, cuando, con la encarnación del Hijo de Dios no sólo quedó confirmada la voluntad divina de salvación, sino también, con la redención, fue ofrecida la gracia para obedecer a esa misma voluntad.

El Hijo de Dios, el Verbo hecho carne (cf. Jn 1,14) en el vientre de la Virgen Madre, vivió y creció en la familia de Nazaret y participó en las bodas de Caná enriqueciendo la fiesta con el primero de sus “signos” (cf. Jn 2,1-11). Él ha aceptado con alegría la hospitalidad familiar de sus primeros discípulos (cf. Mc 1,29-31; 2,13-17) y ha consolado el luto de la familia de sus amigos de Betania (cf. Lc 10,38-42; Jn 11,1-44).

Jesucristo ha restablecido la belleza del matrimonio proponiendo nuevamente el proyecto unitario de Dios, que había sido abandonado por la dureza del corazón humano, aún en la tradición del pueblo de Israel (cf. Mt 5,31-32; 19,3-12; Mc 10,1-12; Lc 16,18). Volviendo al origen, Jesús ha enseñado la unidad y la fidelidad entre los esposos, reprobando el repudio y el adulterio.

Precisamente a través de la extraordinaria belleza del amor humano – ya celebrada con matices inspirados en el Cantar de los Cantares y prefigurada en el vínculo esponsalicio exigido y defendido por Profetas como Oseas (Os 1,2-3,3) y Malaquías (Ml 2,13-16) – Jesús ha confirmado la dignidad originaria del amor conyugal del hombre y de la mujer.

La enseñanza de la Iglesia sobre la familia

También en la comunidad cristiana primitiva la familia aparece como «Iglesia doméstica» (cf. CCC 1655). En los llamados “códigos familiares” de las Epístolas Apostólicas neotestamentarias, la grande familia del mundo antiguo es considerada como lugar de la solidaridad más profunda entre mujeres y maridos, entre padres e hijos, entre ricos y pobres (cf. Ef 5,21-6,9; Col 3,18-4,1; 1Tm 2,8-15; Tt 2,1-10; 1P 2,13-3,7; cf. además la Epístola a Filemón). En particular, la Epístola a los Efesios ha visto en el amor nupcial entre el hombre y la mujer «el gran misterio», que hace presente en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia (cf. Ef 5,31-32).

En el curso de los siglos, sobre todo en la época moderna hasta nuestros días, la Iglesia no ha hecho faltar su constante y creciente enseñanza sobre la familia y sobre el matrimonio que la fundamenta. Una de las expresiones más altas ha sido propuesta por el Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et Spes, la cual, refiriéndose a los problemas más urgentes, dedica un capítulo entero a la promoción de la dignidad del matrimonio y de la familia, como aparece en la descripción de su valor para la constitución de la sociedad: «Así, la familia, en la que distintas generaciones coinciden y se ayudan mutuamente a lograr una mayor sabiduría y a armonizar los derechos de las personas con las demás exigencias de la vida social, constituye el fundamento de la sociedad» (GS 52). De especial intensidad es el llamado a una espiritualidad Cristocéntrica para los esposos creyentes: «los propios cónyuges, finalmente, hechos a imagen de Dios vivo y constituidos en el verdadero orden de personas, vivan unidos, con el mismo cariño, modo de pensar idéntico y mutua santidad, para que habiendo seguido a Cristo, principio de vida, en los gozos y sacrificios de su vocación, por medio de su fiel amor, sean testigos de aquel misterio de amor que el Señor con su muerte y resurrección reveló al mundo» (GS 52).

También los Sucesores de Pedro, después del Concilio Vaticano II, han enriquecido con su Magisterio la doctrina sobre el matrimonio y sobre la familia, en particular Pablo VI con la Encíclica Humanae vitae, que ofrece específicas enseñanzas sobre los principios y sobre la praxis. Sucesivamente el Papa Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio ha querido insistir en este aspecto, al proponer el designio divino sobre la verdad originaria del amor de los esposos y de la familia, en estos términos: «El único “lugar” que hace posible esta donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo (cf. Gaudium et Spes, 48), que sólo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado. La institución matrimonial no es una ingerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni la imposición intrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto de amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador. Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora» (FC 11).

El Catecismo de la Iglesia Católica recoge estos datos fundamentales: «La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento [cf.GS 48,1; CIC can. 1055, §1]» (CCC 1660).

La doctrina expuesta en el Catecismo se refiere tanto a los principios teológicos como al comportamiento moral, tratados en dos títulos distintos: El sacramento del matrimonio (nn. 1601-1658) y El sexto mandamiento (nn.2331-2391). La atenta lectura de estas partes del Catecismo ayuda a la comprensión actualizada de la doctrina de la fe, que ha de sostener la acción de la Iglesia ante los desafíos del presente. Su pastoral se inspira en la verdad del matrimonio considerado en el designio de Dios, que ha creado el hombre y la mujer y en la plenitud de los tiempos ha revelado en Jesucristo también la plenitud del amor esponsalicio elevado a sacramento. El matrimonio cristiano fundado sobre el consenso y también dotado de efectos propios, como los bienes y las obligaciones de los esposos, sin embargo no ha sido sustraído al régimen del pecado (cf. Gn 3, 1-24), que puede procurar heridas profundas y también ofensas a la misma dignidad del sacramento.

La reciente Encíclica del Papa Francisco, Lumen Fidei, habla de la familia en su vínculo con la fe que revela «hasta qué punto pueden ser sólidos los vínculos humanos cuando Dios se hace presente en medio de ellos» (LF 50). «El primer ámbito que la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en el matrimonio, como unión estable de un hombre y una mujer: nace de su amor, signo y presencia del amor de Dios, del reconocimiento y la aceptación de la bondad de la diferenciación sexual, que permite a los cónyuges unirse en una sola carne (cf. Gn 2,24) y ser capaces de engendrar una vida nueva, manifestación de la bondad del Creador, de su sabiduría y de su designio de amor. Fundados en este amor, hombre y mujer pueden prometerse amor mutuo con un gesto que compromete toda la vida y que recuerda tantos rasgos de la fe. Prometer un amor para siempre es posible cuando se descubre un plan que sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar totalmente nuestro futuro a la persona amada». «La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades» (LF 53).

III – Cuestionario

Las siguientes preguntas permiten a las Iglesias particulares participar activamente en la preparación del Sínodo Extraordinario, que tiene como objetivo anunciar el Evangelio en los actuales desafíos pastorales en relación a la familia.

1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia

a) ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de laFamiliaris Consortio y de otros documentos del Magisterio post-conciliar sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cómo nuestros fieles son formados en la vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?

b) Allí donde se conocen las enseñanzas de la Iglesia ¿son éstas integralmente aceptadas? ¿se verifican dificultades para ponerlas en práctica? ¿Cuáles?

c) ¿Cómo se difunden las enseñanzas de la Iglesia en el contexto de los programas pastorales a nivel nacional, diocesano y parroquial? ¿Qué catequesis se ofrece sobre la familia?

d) ¿En qué medida – y en particular en relación a qué aspectos – dichas enseñanzas son realmente conocidas, aceptadas, rechazadas y/o criticadas en ambientes extra eclesiales? ¿Cuáles son los factores culturales que obstaculizan la plena recepción de las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia?

2 - Sobre el matrimonio según la ley natural

a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto a nivel institucional, educativo y académico, como a nivel popular? ¿Qué visiones antropológicas se dan por sobrentendidas en el debate sobre el fundamento natural de la familia?

b) ¿Es comúnmente aceptado, en cuanto tal, el concepto de ley natural en relación a la unión entre el hombre y la mujer, de parte de los bautizados en general?

c) ¿Cómo es contestada, en la práctica y en la teoría, la ley natural en lo que respecta a la unión entre el hombre y la mujer en vista de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?

d) ¿Cómo se deberían afrontar los desafíos pastorales que surgen cuando bautizados, no practicantes o que se declaran no creyentes, piden la celebración del matrimonio?

3 – La pastoral de la familia en el contexto de la evangelización

a) ¿Qué experiencias han sido maduradas en las últimas décadas en orden a la preparación al matrimonio? ¿Cómo se ha tratado de estimular la tarea de evangelización de los esposos y de la familia? ¿En qué modo se puede promover la conciencia de la familia como “Iglesia doméstica”?

b) ¿Se ha logrado proponer estilos de oración en familia, que sean capaces de resistir ante la complejidad de la vida y de la cultura actual?

c) ¿En qué modo las familias cristianas han sabido realizar la propia vocación de trasmitir la fe en la actual situación de crisis entre las generaciones?

d) ¿De que manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad familiar ha sabido crear caminos ejemplares?

e) ¿Qué aporte específico han logrado dar los matrimonios y las familias, en orden a la difusión de una visión integral del matrimonio y de la familia cristiana, que sea creíble hoy?

f) ¿Qué atención pastoral ha demostrado la Iglesia para sostener el camino de los matrimonios en formación y de aquellos que atraviesan por una crisis?

4 – Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles

a) ¿Es una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular la convivencia ad experimentum? ¿Es posible estimar numéricamente un porcentaje?

b) ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos confiables?

c) ¿Son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular los que están separados y los divorciados casados de nuevo? ¿Cuál es el porcentaje numéricamente estimable? ¿Cómo se enfrenta esta realidad a través de programas pastorales adecuados?

d) En estos casos: ¿Cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Son concientes de ella? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?

e) ¿Qué piden las personas divorciadas y casadas de nuevo a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en estas situaciones ¿cuántas piden dichos sacramentos?

f) ¿Podría ofrecer realmente un aporte positivo a la solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización de la praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del vínculo matrimonial? Si la respuesta es afirmativa ¿en qué forma?

g) ¿Existe una pastoral orientada a la atención de estos casos? ¿Cómo se desarrolla esa actividad pastoral? ¿Existen al respecto programas a nivel nacional y diocesano? ¿Cómo es anunciada a los separados y a los divorciados casados de nuevo la misericordia de Dios? ¿Cómo se pone en práctica el apoyo de la Iglesia en el camino de fe de estas personas?

5 - Sobre las uniones de personas del mismo sexo

a) ¿Existe en el país una ley civil de reconocimiento de las uniones de personas del mismo sexo equiparadas, de algún modo, al matrimonio?

b) ¿Qué actitud asumen las Iglesias particulares y locales ante el Estado civil, promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, y también ante las mismas personas implicadas en este tipo de uniones?

c) ¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en relación a las personas que han elegido vivir según este tipo de uniones?

d) ¿Cómo habría que comportarse pastoralmente, en el caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista de la transmisión de la fe?

6 - Sobre la educación de los hijos en las situaciones matrimoniales irregulares

a) ¿Cuál es en estos casos la proporción estimada de niños y adolescentes, en relación a los niños nacidos y educados en familias regularmente constituidas?

b) ¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué piden? ¿Sólo los sacramentos o también la catequesis?

c) ¿Cómo las Iglesias particulares intentan responder a la necesidad de los padres de estos niños de ofrecer una educación cristiana para sus hijos?

d) ¿Cómo se desarrolla la praxis sacramental en estos casos: la preparación, la administración del sacramento y el acompañamiento?

7 - Sobre la apertura de los cónyuges a la vida

a) ¿Tienen los cristianos un real conocimiento de la doctrina de la Humanae vitae sobre la paternidad responsable? ¿Qué conciencia se tiene del valor moral de los diferentes métodos de control de los nacimientos? ¿Qué profundizaciones podrían ser sugeridas sobre esta materia desde el punto de vista pastoral?

b) ¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que dificultan la aceptación en la gran mayoría de los matrimonios?

c) ¿Qué métodos naturales son promovidos de parte de las Iglesias particulares para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de la Humanae vitae?

d) ¿Cuál es la experiencia respecto a este tema en la praxis del sacramento de la Penitencia y en la participación en la Eucaristía?

e) ¿Qué contrastes se detectan entre la doctrina de la Iglesia y la educación civil en relación a esta temática?

f) ¿Cómo se puede promover una mentalidad más abierta a la natalidad? ¿Cómo se puede favorecerse el aumento de los nacimientos?

8 - Sobre la relación que existe entre la familia y la persona

a) Jesucristo revela el misterio y la vocación del ser humano ¿La familia es realmente un ambiente privilegiado para que esto tenga lugar?

b) ¿Qué situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?

c) ¿En qué medida las crisis de fe que las personas pueden atravesar inciden en la vida familiar?

9 - Otros desafíos y propuestas

¿Existen otros desafíos y propuestas en relación a los temas tratados en este cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes o útiles?

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El drama de la droga y el narcotráfico

Documento de los obispos argentinos reunidos en la 106° Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino.

Angustias de la sociedad

1 -La sociedad vive con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico en nuestro país. Son muchos los que nos acercan su angustia ante este flagelo. Nos conmueve acompañar a las madres y los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos adictos, a quienes ven cada vez más cerca de la muerte.  Nos quedamos sin palabras ante el dolor de quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia vinculados al narcotráfico.

2 - Sabemos que este problema es un emergente de la crisis existencial del sentido de la vida en que está sumergida nuestra sociedad. Se refleja en el deterioro de los vínculos sociales y en la ausencia de valores trascendentes.

3 -Cuando este mal se instala en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del “negocio”. Hay gente que vende droga para subsistir, sin advertir el grave daño que se realiza al tejido social y a los pobres en particular.

4 - Es alarmante la expansión de las llamadas drogas sintéticas, que se distribuyen en diversos espacios festivos, y nos duelen las conductas autodestructivas en adolescentes o jóvenes que consumen diversas sustancias.

5 - Lo que escuchamos decir con frecuencia es que a esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio. Pero también es funcional y cómplice quien pudiendo hacer algo se desentiende, se lava las manos y “mira para otro lado”.

Necesidad de medidas urgentes

6 - La Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio. Es cierto que el desafío es enorme y el poder de corrupción y extorsión de los grupos criminales es grande. Pero no es verdad que “nada se puede hacer”.

7 - La complejidad de este tema es tal que solo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance. Pero perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado. Recogemos también la preocupación por la desprotección de nuestras fronteras, y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables.

Lamentamos que el organismo del Estado dedicado a coordinar las políticas públicas en esta materia (SEDRONAR) lleve tantos meses sin tener su responsable designado.

Pasión por el bien

8 -Muchos centros educativos, clubes barriales y diversas ONG colaboran en la educación, prevención y asistencia a las víctimas. Reconocemos gratamente la ardua  tarea que se desarrolla desde la Iglesia implementando en las diócesis la pastoral de adicciones, promoviendo la contención de familias, el acompañamiento y la reinserción social de los adictos. Valoramos de corazón el esfuerzo, la dedicación y la entrega de tanta gente generosa que colabora en comunidades terapéuticas. No obstante, como obispos somos conscientes de que no hemos sido suficientemente eficaces en promover una pastoral que convoque y contenga a los adolescentes y jóvenes. A su vez, seguimos alentando la creación de centros de asistencia para quienes sufren la esclavitud de la adicción y les cuesta salir.

9 - Esta situación está dejando un tendal de heridos que reclaman de parte de todos compromiso y cercanía. Jesús nos pide que nos inclinemos ante quien sufre y que tratemos con ternura sus heridas.

10 - San Pablo nos enseña a “tener horror por el mal y pasión por el bien” (Rm 12, 9). Por eso no debemos quedarnos solamente en señalar el mal. Alentamos en la esperanza a todos los que buscan una respuesta sin bajar los brazos:

    A las madres que se organizan para ayudar a sus hijos.
    A los padres que reclaman justicia ante la muerte temprana.
    A los amigos que no se cansan de estar cerca y de insistir sin desanimarse.
    A los comunicadores que hacen visible esta problemática en la sociedad.
    A los docentes que cotidianamente orientan y contienen a los jóvenes.
    A los sacerdotes, consagradas, consagrados y laicos que en nuestras comunidades brindan espacios de dignidad humana.
    A los miembros de fuerzas de seguridad y funcionarios de otras estructuras del Estado que aún a riesgo de su vida no se desentienden de los que sufren.
    A todos los que resisten la extorsión de las mafias.

Que no nos roben la esperanza

11 - Es perverso vivir del sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por eso anhelamos una justicia más eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al mismo tiempo no dejamos de pedir la conversión de los traficantes.

12 - A cada uno de los que han caído en la droga, le decimos con el Papa Francisco: “Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres. Tú eres el protagonista de la subida, esta es la condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti”.

13 – No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna.

Que el Señor nos ilumine y la Virgen de Luján nos ayude a cuidar el presente y el futuro de la Nación.

106° Asamblea Plenaria
Pilar, 7 de noviembre de 2013

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Jornada de ayuno y oración

Junto a las reflexiones que presentamos el pasado viernes 8 de noviembre acerca del “drama de las drogas y el narcotráfico", queremos proponer al pueblo de Dios un gesto que acompañe esta preocupación.

Para ello convocamos a todos los que comparten nuestra Fe y a los hombres y mujeres de buena voluntad, a una jornada de ayuno y oración, pidiendo a Dios Padre que mueva y sostenga los corazones y las voluntades de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de los recursos de la Ley, para frenar la perversa y devastadora fuerza de las drogas. Rogaremos también por la construcción de “una cultura del encuentro y la solidaridad, como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna”, y por la conversión de los narcotraficantes.

El día que proponemos para esta Jornada es el 7 de diciembre, primer sábado de Adviento. Ese día, en las diócesis del País, en las catedrales y santuarios, en las parroquias y capillas, se celebrará la Santa Misa por esta intención, recordando especialmente a los enfermos, a sus familiares y a los fallecidos por causa de este flagelo.

La oración es una expresión de confianza dirigida a nuestro Padre Dios que siempre quiere lo mejor para sus hijos, y conoce muy bien lo que padecemos y sufrimos cuando un niño, un joven o un adulto pierden la libertad, la salud y hasta la propia vida por causa de las drogas.

Que la Virgen María que nos cuida con ternura de Madre, nos acompañe en este día.

Los Obispos de la Conferencia Episcopal Argentina
Buenos Aires, 11 de noviembre de 2013

 

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