Boletín de noticias de la Diócesis de Gualeguaychú


Domingo 2 de noviembre de 2014                Nº 113                       comunionenred@gmail.com


ÍNDICE

Consagración del templo de la Basílica Inmaculada Concepción

Historia del templo de la Basílica Inmaculada Concepción

El templo

Dedicación del templo de San Antonio de Gualeguay

El P. Almeida a la diócesis de Venado Tuerto

Nuevo administrador parroquial de 1° de Mayo

Actividades de la Renovación Carismática Católica

Encuentro Diocesano del Movimiento de Parada de Familias

Día Nacional del Enfermo

Jornada "Instrumentos para Dios"

Novena y fiesta patronal de la parroquia Cristo Rey de Gualeguaychú

Actividades de Mons. Lozano

 

Documentos


Hijos sustraídos de madres desaparecidas

Ser mamá, una bendición

Se está hablando más de drogas

Rezar por los vivos y los difuntos

 


DESARROLLO DE NOTICIAS


Consagración del templo de la Basílica Inmaculada Concepción

El próximo viernes 7 de noviembre, memoria de María Mediadora de toda la Gracia y comienzo del mes de María, la comunidad de la Basílica Inmaculada Concepción, de Concepción del Uruguay, invita a la Consagración de su Templo Parroquial. Se llevará acabo durante la Eucaristía de las 20.00 hs presidida por Mons. Lozano. El Altar Mayor de la Basílica, al ser consagrado, llevará además de las antiguas reliquias originales, las de los Santos Mártires San Carlos Lwanga y San Bonifacio y las del Beato José Gabriel "Cura" Brochero.

El templo será consagrado luego de las obras de puesta en valor que comenzaron en diciembre de 2010 y que incluyeron numerosos arreglos interiores y exteriores. La iglesia fue reabierta en junio de 2013, quedando pendiente la finalización de algunos frescos artísticos.

Los ítems más importantes de la intervención realizada al templo fueron:

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Historia del templo de la Basílica Inmaculada Concepción

La parroquia de la Inmaculada Concepción nace a fines de la década de 1870 sobre la costa del río Uruguay, fruto de la iniciativa de un grupo de pobladores encabezados por León Almirón, escuchados por el obispo Sebastián Malvar y Pinto y el virrey Juan José Vertiz.

Un humilde edificio de paja y terrón, será la primera capilla donde hombres y mujeres rogarán por sus cosechas, por sus animales, por sus familias y en donde el fraile Pedro de Goytía, celebrará las primeras misas en estos pagos, invocando la intercesión de la Purísima Concepción. La devoción de los lugareños a la Madre del Redentor, inspirará el nombre del pueblo que en 1783, funda el Capitán Tomas de Rocamora, “En cuanto al nombre de este pueblo, puedo asegurar a Vuestra Excelencia que en su iglesia solo se ve, en calidad de patrona a la Purísima Concepción” Habíase empeñado también aquí su cura porque fuese San Sebastián, en honor del Obispo. Concluía, empero, Rocamora: “Por dignidad (a) la Reina de los Santos. Con el nombre de la Concepción del Uruguay se titularía gloriosamente la población y su distrito”.

La primitiva “Capilla de Almirón”, será reemplazada en los últimos años del siglo XVIII, por uno nuevo. Documentos de la época hablan de una iglesia más sólida en su estructura y más rica en su decoración. Erigido en el solar que Rocamora le reservara, se levanta una “capilla de ocho tirantes, sus paredes de ladrillo y techo de paja con cuatro juntas incluidas la mayor (…) dos campanas que están colocadas en campanario figurado con cuatro pilares sin labrar, con una cruz de fierro labrada como de dos varas de largo colocado en dicho campanario”. En este lugar recibirán las aguas bautismales los mayores próceres entrerrianos, Francisco Ramírez y Justo José de Urquiza, y bajo sus cimientos reposará eternamente el cuerpo de Thadea Jordán, madre del Supremo Entrerriano. Aquí también rezará misas el obispo de Buenos Aires Benito Lué y Riega. La Noche de Ánimas de 2 de noviembre de 1849, este templo será consumido por las llamas. Por diez años la vida sacramental se trasladará al Colegio del Uruguay.

En 1854, el primer sacerdote nacido en esta ciudad, Don Gregorio Céspedes y Calvento, cura de la parroquia desde 1853 solicitará al General Urquiza ayuda para levantar una nueva iglesia. El Presidente de la Confederación Argentina responderá con beneplácito a la solicitud. La muerte imprevista del sacerdote, detendrá el proyecto. Con el Pbro. Domingo Ereño, hacia 1856, tomará nuevo impulso, involucrándose activamente el Organizador de la Nación. En febrero de 1857, se aprueban los planos y presupuestos presentados por el arquitecto Pedro Fossati.

Son veinte, los artículos que contiene el contrato, allí se contempla el origen y calidad de materiales a utilizar: piedra y ladrillos del país, arena blanca del Uruguay y del Arroyo de la China, madera de cedro del Paraguay para las puertas, mármol de Carrara para los escalones del atrio y el Presbiterio, cal de Génova para el blanqueo interior y exterior, etc. El plazo de obra será de “dieciocho meses”, con un costo de “ciento cincuenta y seis mil pesos fuertes”. Dinero que surgirá de las ganancias de las Estancias del Estado.

El 27 de abril de 1957 comenzaron los cimientos y para el 27 de mayo se habían levantado, casi todos, al nivel del piso de la iglesia. Los trabajos se efectuaron con rapidez. En octubre las paredes principales llegaban a los diez metros. El 6 de junio de l858 se verá flamear la bandera nacional sobre la cúpula ya terminada.

Urquiza hizo construir de su peculio el altar mayor dedicado a sus padres Josef Urquiza y Cándida García. En ambos extremos del crucero, a la derecha otro en memoria de Cipriano José de Urquiza García y a la izquierda un tercer altar en recuerdo Juan José de Urquiza y García. Ambos hermanos del general entrerriano y fallecidos en 1844 y 1855 respectivamente.

En la mañana del 25 de marzo de 1859, las puertas del nuevo templo de la Inmaculada Concepción se abren por primera vez a los fieles de Concepción del Uruguay. Ante la presencia de J. J. de Urquiza y su familia, de ministros de Estado, de funcionarios judiciales y del Vicario Apostólico Paranense Dr. Miguel Vidal, el Delegado Papal Mons. Marini, bendijo el edificio. Una construcción magnífica se levantaba imponente en medio de una ciudad, aún con fuertes características aldeanas.

En las últimas décadas del siglo XIX, por iniciativa de Dolores Costa de Urquiza, se agrega “in memorian” de su esposo asesinado, el conjunto de pinturas de la Sagrada Familia, Nuestra Señora de los Dolores, San José y Cristo Resucitado. Todas firmadas por Reynaldo Guidicce, artista que habría transitado en su juventud el taller montevideano de Juan Manuel Blanes.

En los años finiseculares, el guardado neoclasicismo que invadía el diseño original se perdió en una policromía de retablos plagados de imágenes, crucifijos, candelabros, jarrones, según puede leerse en los distintos inventarios y placas recordatorias. Entre 1901 y 1902, el pincel de Italo Puccioli, desplegará toda su imaginación para dar vida a una profusa decoración que dominó la cúpula, ábsides, techos, columnas y todo espacio interior disponible.

Entre 1920 y 1930 se agregará el frontispicio superior y las torres de los campanarios, cambiando definitivamente la fisonomía arquitectónica del Templo Basílica. Hacia la mitad del siglo XX, la humedad invade el edificio y con ella se destruyen las pinturas decorativas. Cerca de 1960, la decoración interior desaparece definitivamente y con ella también todos los altares. Lamentablemente se perdieron los fantásticos pulpitos de madera elevados realizados en cedro del Paraguay. Ellos eran un ejemplo claro de la capacidad creativa de los hábiles carpinteros del siglo XIX.

A fines del siglo XX, la Basílica de la Inmaculada Concepción había recuperado interiormente gran parte de su fisonomía interior original, aunque ya no existían algunos elementos que le otorgaban belleza y magnificencia. Igualmente el templo, sigue siendo un testigo vivo del crecimiento de la ciudad, y del desarrollo de una población que ocupa un lugar importante en la historia de la Nación.

Lic. Adrián O. Bertolyotti. Consejería de Patrimonio y Archivo. Publicado en: http://basilicainmaculada.blogspot.com.ar

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El templo

Reflexiones del P. Alcides Rougier, Cura Párroco emérito de la Basílica Inmaculada Concepción, en oportunidad de producirse la reapertura del templo en junio de 2013.

“¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor! Será están pisando nuestros pies tus umbrales…” (Sal. 121)

Esta alegría que experimentaron los antiguos peregrinos, la podemos vivir también nosotros, ahora que nuestro templo – LA BASILICA - remozado, abre nuevamente sus puertas. ¡Qué alegría… Será están pisando nuestros pies tus umbrales! Todo lugar, con el tiempo, va creando su propio ambiente, va creando y enriqueciendo su misterio. ¿Quién no ha experimentado el misterio de la casa paterna? Cómo se estremece y conmueve el corazón cuando, después de muchos caminos, de mucho andar, volvemos a ella.

Mucho más el templo qué y, por sí solo encierra ya un gran misterio: lugar donde se hace presente el que es, el totalmente oculto, a quién le damos el nombre de Dios. El templo es el centro sagrado donde convergen misterios y realidades que se compenetran y armonizan porque deben reflejar el misterio mismo de Dios. Pero también el templo recoge lo más íntimo y existencial de los hombres: sus penas, sus alegrías, sus esperanzas, sus fracasos, sus lágrimas, su fe, su esperanza, su amor. Lugar de encuentro con Dios y con los hermanos: cálida experiencia de intimidad. Toda esa inmensa energía espiritual que generación tras generación si va volcando en templo y que va a enriqueciendo su misterio.

También esta basílica tiene su historia. Cuando entramos en ella, ya nos recibe todo ese caudal de espiritualidad condensada que se ha ido acumulando por todas las generaciones que nos precedieron y la fe que también nosotros traemos y celebramos en ella. Nuestra basílica es una obra que debe glorificar a Dios en sí misma y ser el recinto donde el pueblo canta sus alabanzas y celebra sus fiestas. Al entrar en ella nos sentimos en el centro de nosotros mismos, en perfecto acuerdo con una verdad que no logramos precisar de una manera inmediata. Entre sus muros nos sentimos constituidos como piedras vivas. Una misteriosa presencia nos envuelve. En su interior nuestro pensamiento se entreteje con el equilibrio de sus volúmenes, mientras que nuestro espíritu se ennoblece y se eleva siguiendo sus espacios hacia lo alto.

Cuando queremos hacer bellos, espléndidos a nuestros templos, no es para lucir nuestra riquezas, sino para manifestar en algo, la belleza del Dios de toda belleza.

Si el templo es lugar de encuentro, de alegría; también es el lugar del dolor cuando tenemos que entrar doblegados por la cruz, acercándonos a aquel que: “puede enjugar toda lágrima” para que serene nuestro dolor. O para entrar con la humildad del publicano, manteniéndonos a distancia y sin atrevernos a levantar los ojos, nos golpeamos el pecho diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí que soy un pecador!, con la certeza de que también el Señor nos dice: “puedes volver a tu casa en paz” (Luc.18;13).

Por otra parte, el templo no solamente debe crear un espacio sagrado, sino que también debe ser funcional para la celebración litúrgica. El templo requiere todo sentido y esplendor cuando el Santo pueblo de Dios está reunido en él. Es entonces cuando el templo puede es amarse realmente: “Iglesia”.

Pero el templo no tiene su última razón de ser en sí mismo, sino que siempre es una figura del real templo de Dios que es Jesucristo y su cuerpo místico que es la iglesia, construida con piedras vivas que son todos los fieles cristianos. San Pedro nos dice: “También ustedes a manera de piedras vivas son edificados como un templo espiritual para ejercer un sacerdocio Santo y ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios, por Jesucristo, el Señor” (1 Pedro: 2;5).

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Dedicación del templo de San Antonio de Gualeguay

El sábado 22 de noviembre se llevará a cabo la solemne consagración del templo de la parroquia San Antonio de Gualeguay. La misa de dedicación estará presidida por Mons. Jorge Lozano y comenzará a la hora 20.00. Previamente se realizará una misión y novena preparatoria de acuerdo al siguiente programa:

Jueves 13. Misa por las familia. 20.00 hs. Misa presidida por el P. Luciano Lonardi.

Viernes 14: Misa por los trabajadores y desocupados. 20.00 hs. Misa presidida por el P. Martín Coronel.

Sábado 15: Misa por los ancianos y enfermos. 20.00 hs. Misa presidida por el P. Francisco Mangano. En esta misa se instituirán los Ministros de la Comunión.

Domingo 16. 10.30 hs. Misa por los niños.

20.30 hs. Misa por los adolescentes y jóvenes presidida por el P. Pedro Brasseesco

Lunes 17. Misa por las asociaciones civiles, cultura y educación. 20.00 hs. Misa presidida por el P. Raúl Benedetti.

Martes 18. Misa por la Patria y los gobernantes. 20.00 hs. Misa presidida por el P. Roberto Crettaz.

Miércoles 19. Cristo Sacerdote (Altar). 20.00 hs. Misa presidida por el P. Heraldo Reverdito. 21.15. hs. Charla del P. Félix Viviani en el Salón de Cáritas Parroquial.

Jueves 20. Cristo Profeta (Ambón). 20.00 hs. Misa presidida por el P. Héctor Risso.

Viernes 21. Cristo Rey (Sede) 20.00 hs. Misa presidida por el P. Carlos Marchesín.

Sábado 22. DEDICACIÓN DEL TEMPLO. 20.00 Hs. Misa presidida por Mons. Jorge Lozano. 

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El P. Almeida a la diócesis de Venado Tuerto

El obispo de Gualeguaychú, Mons. Jorge Lozano, ha informado que el P. Jorge Almeida, actual párroco de la Basílica Inmaculada Concepción de Concepción del Uruguay,  irá a ejercer el ministerio sacerdotal a la Diócesis de Venado Tuerto. Prestará su colaboración en esa diócesis para la atención pastoral de organismos diocesanos y coordinar algunas actividades como Vicario para la Pastoral y a cargo de una comunidad. Como en otras ocasiones irá por el término de un año con opción a continuar por un período determinado. Su partida será en torno al mes de febrero próximo. El obispo ha solicitado dar "gracias a Dios por la generosidad de nuestro hermano en esta misión y rezar por él".

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Nuevo administrador parroquial de 1° de Mayo

El obispo de Gualeguaychú, Mons. Jorge Lozano, ha designado como Administrador Parroquial de la Comunidad San Isidro Labrador de 1° de Mayo, al pbro. Mariano Maio, actual párroco de la parroquia Ntra. Sra. de los Dolores de San Justo, quien continuará en ambas tareas pastorales.

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Actividades de la Renovación Carismática Católica

Del 7 al 9 de noviembre se realizará un "Retiro Diocesano de Perseverantes de los Grupos de Oración". El mismo tendrá lugar en la Casa de Encuentros de Gualeguaychú.

Domingo 16 de noviembre: "Una tarde con Jesús y María" en la parroquia San José de Gualeguay a partir de las 16.00 hs.

Sábado 22 de noviembre: Misa carismática. Final de Misión en parroquia Ntra. Sra. de Luján de Gualeguaychú. Barrio Molinari a las 18.00 hs.

Del 28 al 30 de noviembre habrá un Seminario de Vida en el Espíritu en la parroquia Cristo Rey de Gualeguaychú.

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Encuentro Diocesano del Movimiento de Parada de Familias

El próximo 9 de noviembre el Movimiento de Parada de Familias realizará su 4° Encuentro Diocesano en la localidad de Mansilla. El mismo comenzará a las 10.00 hs. , habrá una Misa presidida por Mons. Lozano alrededor del mediodía, el almuerzo a la canasta y por la tarde reflexiones en grupos. Se tiene previsto que el encuentro finalizará alrededor de las 18:00hs .

Los organizadores invitan a participar a todas las familias paradistas para reunirse "en la Fe de nuestro Señor Jesucristo y agradecer por este  año que culminamos con nuevas familias que se integran al movimiento, y pedir por que de comienzo a que otras se reúnan en torno a la casa del Señor". 

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Día Nacional del Enfermo

La Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud invita a participar del Día Nacional del Enfermo, el próximo 9 de noviembre. Bajo el lema "Como Jesús detenete, acercate, date”, mediante una Carta Pastoral, los obispos integrantes de la comisión recuerdan que la Jornada es “una hermosa ocasión para que, frente a la desesperanza y los sufrimientos del hombre de hoy, dirijamos la mirada a Jesús, y aprendamos de él a fijar nuestra mirada atenta y a tender una mano generosa a nuestros hermanos que sufren”.

Domingo 9 de noviembre de 2014
DÍA NACIONAL DEL ENFERMO
 
Carta Pastoral a las comunidades
"Como Jesús detenete, acercate, date”

Queridos hermanos:

Este es el lema elegido por los delegados diocesanos de Pastoral de la Salud para el Día Nacional del Enfermo, que celebramos el segundo domingo de noviembre.

Es una hermosa ocasión para que, frente a la desesperanza y los sufrimientos del hombre de hoy, dirijamos la mirada a Jesús, y aprendamos de él a fijar nuestra mirada atenta y a tender una mano generosa a nuestros hermanos que sufren.

¡Como Jesús! Sí, como Jesús, que siendo de condición divina, se abajó, tomó la condición de servidor haciéndose semejante a los hombres (cf. Fil 2,6-7). "Ha venido para buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc 19,10), ydecir a todos: "Vengan a mi todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11,28).
Dicen sus testigos, los Apóstoles, que él pasó haciendo el bien y dejó una clara orientación de cómo comportarnos con los demás: "Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos" (Mt 7,12).

Como Jesús, detenernos al borde de los caminos, donde hoy encontramos a tantos hermanos debilitados por el flagelo del hambre y de la violencia, de la desesperanza y de la soledad. Detenernos cerca del lecho del enfermo, en los hospitales, en los hogares de ancianos y en nuestras propias casas, donde hay personas enfermas necesitadas de una ayuda inmediata y concreta, o una simple mirada, una sonrisa, una mano amiga. Lo que desearíamos nos hagan a nosotros si estuviéramos en esa situación.

Como Jesús, el Buen Samaritano, acercarnos a los enfermos, a los débiles; acercarnos al hombre caído y herido por la dura realidad de la vida de hoy. iY darnos! No darle solo una ayuda pasajera, sino a nosotros mismos. ¡”Date” ! Podemos dar nuestro tiempo, la compañía, la oración. Sobre todo darle nuestro testimonio de fe y confianza en el Señor a través del servicio generoso y en la aceptación serena del propio dolor, unidos al sacrifico redentor de Cristo.

Toda la comunidad eclesial, pastores y fieles, debe integrarse en este servicio a los enfermos, y ser un evangelio viviente. Ser anuncio gozoso de un Dios que ama, que cura, que consuela y salva.

Gracias a Dios son muchos los pastores y fieles, que estimulados por la Palabra de Jesús: Vengan, benditos de mi Padre ... , porque estuve enfermo y vinieron a verme" (Mt 25, 34.ss), y siguiendo su ejemplo, se acercan a los enfermos, a los débiles y heridos, para acogerlos, cuidarlos, curarlos e infundirles fortaleza y esperanza. Los felicitamos y animamos a perseveraren esta hermosa misión evangelizadora.

En fin, para encarar una verdadera Pastoral de la Salud, necesitamos conocer profundamente a Jesús y aceptar su invitación a encontrarnos con Él, vincularnos estrechamente con El y dejarnos interpelar por la actual realidad sociocultural, religiosa y ambiental. Jesús nos llama a servirlo en nuestros hermanos enfermos.

María, nuestra Madre y Maestra, nos da una hermosa lección cuando dio su sí, y presurosa fue al encuentro de Isabel a servirla. Y permaneció cerca del Hijo, hasta al pie de la Cruz, y sigue estando cerca de la Iglesia, intercediendo por cada uno de sus hijos.

A todos los bendecimos y rogamos al Señor y a María les den fortaleza, esperanza y mucha paz.

Mons. Aurelio J. Kühn ofm (Presidente)
Mons. Emilio Bianchi Di Cárcano
Mons. José L. Mollaghan
Mons. Luis Stockler

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Jornada "Instrumentos para Dios"

El fin de semana del 8 y 9 de noviembre se realizará en Concepción del Uruguay la segunda edición de la jornada "Instrumentos para Dios". La misma tiene como objetivo invitar a experimentar la fe a través de distintas vías de Belleza: música, canto, artes plásticas, teatro, expresión corporal.  Está dirigida para jóvenes -de 16 años en adelante- y mayores: artistas, docentes, alumnos, amateur, autodidactas y tendrán como metodología instancias de charla-taller, trabajo personal-y grupal.

Se realizará en la casa de la Catequesis de Concepción del Uruguay y se solicita llevar comida a la canasta para el Sábado al mediodía, elementos de higiene personal, colchoneta o bolsa de dormir, equipo de mate, cuaderno y lapicera.

Por más información, consultas e inscripción: emilianamarino.avii@gmail.com

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Novena y fiesta patronal de la parroquia Cristo Rey de Gualeguaychú

La parroquia Cristo Rey de Gualeguaychú se prepara para celebrar su fiesta patronal el próximo 23 de noviembre bajo el lema "Hemos encontrado a Cristo". El siguiente es el programa de actividades:

Viernes 14. 20.00 hs. Misa para rezar por las familias. Luego encuentro abierto de matrimonios

Sábado 15. 18.30 hs. en Capilla San Cayetano se reza por Cáritas y el trabajo.

Domingo 16. 9.30 hs. en Capilla Ntra. Sra. del Rosario, se reza por la misión de la Virgen.

Lunes 17. 21.00 hs. Noche de Bendiciones en Ntra. Sra. del Rosario.

Martes 18. Solemnidad del templo. 20.00 hs. Se reza por los agentes pastorales. 21.00 hs. Noche de bendiciones en Cristo Rey.

Miércoles 19. 20.00 hs. Se reza por la guardería y catequesis en San Cayetano. 21.00 hs. Noche de bendiciones en San Cayetano.

Jueves 20. 20.00 hs. Se reza por los adolescentes y jóvenes.

Viernes 21. 20.00 hs. Se reza por la misión parroquial.

Sábado 22. 21.00 hs. Cena de la parroquia.

Domingo 23. 20.00 hs. Procesión y Misa. Solemnidad de Cristo Rey. 21.30 hs. "Le cantamos al Rey de reyes". 

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Actividades de Mons. Lozano

Domingo 2/11 Confirmaciones Capillas Ntra. Sra. de Luján (Gualeguaychú)

Lunes 3/11 Reuniones en Conferencia Episcopal, Comisión Justicia y Paz

Martes 4/11 20hs Video – Conferencia acerca de la familia y la cuestión social.

Parroquia San Roque de San Luis.

Miércoles 5/11 Consejo Presbiteral en Gualeguaychú

Jueves 6/11 Confirmaciones Parroquia San Francisco

Viernes 7/11 20hs. Consagración del Templo Basílica Inmaculada Concepción

Sábado 8/11 Cosejo Pastoral Diocesano

Sábado 8/11 18hs y 20hs Confirmaciones Basavilbaso

Domingo 9/11 11hs. Misa en Encuentro Diocesano del Movimiento Parada de Familia en Mansilla.

Domingo 9/11 Confirmaciones en N.S. de Luján (Ibicuy)

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Documentos


Hijos sustraídos de madres desaparecidas

Texto completo del artículo publicado en una versión editada en el diario Clarín de Bs. As. el 18 de octubre de 2014 escrito por Mons. Jorge Lozano

“Tienes que encender una luz aunque sea pequeña

Si ella se apaga este mundo será una tiniebla (…)

 

No permitas que la noche invada tu vida

Hay mucha belleza en vos para que esté escondida

No le niegues a los otros tus ojos, tu amor, tu voz, tu alegría

No te quites libertad ni borres tu sonrisa.”

Durante estos años que llevo como obispo varias veces he recibido el dolor de familiares (abuelos, tíos, hermanos...) que siguen buscando con angustia a miembros de su familia. Sabemos del horror de la violencia, del secuestro y la tortura que ensombreció a nuestro País en la década del 70. Algunas mujeres fueron detenidas en la calle y arrebatadas de sus hogares estando embarazadas. Unos cuantos testimonios dan cuenta de niños que nacieron durante ese cautiverio y luego fueron dados en adopción de modo fraudulento.  

Sé que no es la única herida que aún sangra de aquellos años. Al contemplar esta no desconozco otras también extensas y profundas.

La identidad es un derecho de un sujeto personal y de otro colectivo. Cada uno tiene ese derecho respecto de sí mismo. Pero también la familia que busca lo tiene, sintiendo que cada foto en la casa expresa una ausencia, un vacío que no logra completarse. Y la sociedad. Se nos mantiene escondida una verdad que nos merecemos como comunidad nacional. No fueron niños abandonados al nacer o sin parientes. Fueron sustraídos ─podemos decir arrancados─ a su mamá y al resto de la familia. Dos vidas robadas, dos aberraciones. Los bebés nacieron unos en la cárcel, otros en lugares clandestinos de detención, y algunos también en centros de salud que guardan silencio y complicidad. A las pocas horas, o días, fueron quitados a sus mamás y entregados a alguna familia, en ocasiones con engaño acerca del origen; otras, a sabiendas. La mamá luego era ejecutada. Ya lo sabemos. Ese desprecio por la vida joven no se animó a llegar también a la muerte de la vida pequeña y se aprovecharon de la impunidad que da el poder para cumplir con el deseo de adopción que tenían ciertas personas amigas ideológicamente hablando.

No podemos y no queremos ser indiferentes ante una realidad que nos duele a todos. Hay cerca de 400 familias que buscan a sus nietos apropiados durante la época del terrorismo de estado. A veces pienso en María y José que vivieron angustiados los días que no encontraban a Jesús perdido en el Templo (Lc 2, 41- 51), y en esta situación que lleva casi 40 años. Ha habido una red de silencio y complicidad que ha mantenido amordazada la verdad acerca de los bebés, ahora jóvenes adultos.

Quien tiene datos e información que pueda ayudar a restituir su identidad, posee también una obligación moral. La moral no es solamente no mentir; esconder la verdad o callarla también es inmoral. No alcanza con no hacer daño a alguien. No realizar el bien posible también es lastimar. Si sos creyente en Dios, los mandamientos de no robar, no mentir, no matar, también se aplican en estas circunstancias.

Sé que muchos tienen el dilema ético acerca de qué pasará con los papás apropiadores y la familia más amplia. Ese cariño no cubre el delito del asesinato de la mamá y el robo de su bebé. Algunos de los jóvenes lo intuyen o ya lo saben pero temen que los que los criaron sean juzgados o vayan a la cárcel. Y esperan, esperan a ser huérfanos de nuevo para reencontrarse con su identidad, para saber quiénes son. Mientras tanto las abuelas no viven lo suficiente como para verlos y su familia biológica sigue angustiada.

Parte de esa red de silencio está formada por vecinos, parientes adoptivos, pediatras, sacerdotes, religiosas. No faltan entre ellos quienes erróneamente creen que es mejor que no conozcan su verdadera identidad: “Si los criaron bien, si son felices, ¿para qué volver a victimizarlos?”.

En una declaración de la Conferencia Episcopal decíamos: “Exhortamos a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a acudir a las autoridades pertinentes”. (CEA, noviembre 2012) Esa obligación moral nos tiene que cuestionar y mover a conversión del pecado de asesinato, secuestro y robo de niños. Decíamos también, citando a Juan Pablo II, que “es necesario: el empeño en la búsqueda de la verdad, el reconocimiento de cuanto sea deplorable, el arrepentimiento de quienes sean culpables, y la reparación en justicia de los daños causados (cf. Juan Pablo II, Jornada por la Paz, 1997).”

A su vez, desde CONFAR (Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos) han realizado una carta de compromiso a mediados de julio de este año, acerca de la búsqueda de datos que puedan ayudar a establecer la identidad de niños que fueron robados.

Por eso, te pido que si tenés datos, los aportes. Si dudás de tu identidad podés dar algunos pasos. Tal vez comenzar por leer historias de otros que recorrieron ese camino, y si podés comunicate con alguno de estos jóvenes, varones o mujeres, que compartieron situaciones semejantes a la tuya.

Jesús nos enseña que la verdad nos hace libres (Jn. 8, 32) pero también nos desinstala, nos pone en marcha y, por momentos, nos incomoda. Pero es liberación tanto para quien abre la ventana para dejar entrar la luz, como para el que logra ver lo que permanecía oculto.

En octubre se conmemora el “día de la madre”, y en muchos lugares también el “día de la familia”. Una buena ocasión para dar pasos hacia la paz.

 

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Ser mamá, una bendición

Columna de Mons. Jorge Lozano del domingo 19 de octubre de 2014

“Padre, ¿me bendice la panza?” Muchas veces me piden la oración de una manera que me suena como una dulce exigencia. Cierro los ojos y vuelven a mi recuerdo tantas escenas semejantes. Las dos manos de la mamá, derecha e izquierda, con las palmas hacia adentro, casi como midiendo el largo del bebé, que por lo general ya tiene nombre.

Esa vida que crece y palpita con su propio corazón durante 9 meses en tu vientre. Una vida que siente y goza, o sufre. Esos meses de gestación son más que intercambios de alimentos. Hay sentimientos, música, cariño, voces que se van reconociendo familiares.

También es un tiempo de oración y de comunicación de la fe. Cuando la mujer embarazada reza, su niño también se acerca a Dios. Con cada bendición se va disponiendo al momento del parto y del bautismo que le hará hijo de Dios. En muchas comunidades se fue extendiendo la hermosa propuesta de bendición de embarazadas el 25 de cada mes (impulsado por Grávida) o el día 15 (promovido por la Liga de Madres). Un rito que acompaña desde la oración comunitaria el crecimiento de la vida.

De estos 9 meses de comunicación surge también un conocimiento profundo. La mamá que dio a luz entiende mejor que nadie el lenguaje no verbal del llanto, la mirada, la sonrisa…

Y como este intercambio no es solamente químico, se van tendiendo lazos de otro orden: afectivos y espirituales. Por eso en la adopción se complementa con cariño lo que no se dio orgánicamente. Ser mamá del corazón es una vocación con todas las letras.

Acaso por necesidad o tal vez por gratitud la palabra “mamá” es de las primeras que aprendemos a decir.

El contacto piel a piel, alimentarse del pecho, es experiencia de cobijo, cuidado, ternura. Ese aporte de femineidad en los primeros tiempos de vida son fundamentales para el desarrollo sano psicológico y afectivo.

De estas experiencias abreva la Biblia para enseñarnos acerca de Dios. Te comparto algunos pasajes:

“Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas.

No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí”. (Sal. 131, 1-2)

“¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? (…) Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos”. (Is. 49, 15-16)

 

Y en el Evangelio Jesús muestra hasta qué punto nos ama regalándonos a María como nuestra madre:

“Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”. (Jn. 19,27)

Sabiendo de este don enorme de Jesús a su pueblo, miremos a María ayudados por las palabras del Papa Francisco en “La Alegría del Evangelio” (EG 286):

“María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura.” (...) “Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno.”

Bendigamos a todas las mamás en su día y demos gracias a Dios por tanto sacrificio escondido.

 

A la vez, por estos días ocurren hechos que me gustaría compartir. La semana pasada se conocieron los premios Nobel de la Paz 2014: la joven paquistaní Malala Yousafzai y el indio Kailash Satyarthi. Malala lo recibe por su actividad en defensa de la educación en su país y Kailash, por su trabajo “al estilo Gandhi” para que los niños no sean explotados con fines económicos. Cuánta valentía muchas veces expresada en contextos de opresión e incompresión .

 

Hoy concluye la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos acerca de la evangelización de la Familia que se realizó en el Vaticano. Allí fueron recibidos los aportes de las conferencias episcopales del mundo entero. La familia nos interesa a todos y en todas partes. Recemos por los frutos de este intercambio que, con sinceridad, busca la mejor manera de comprender la realidad de las familias de este tiempo y anunciarles la Buena Noticia del Amor.

 

Y  también hoy será beatificado Pablo VI. Hijo de la Lombardía italiana, Giovanni Battista Montini-Pablo VI, fue pontífice entre el 21 de junio de 1963 hasta el 6 de agosto de 1978; es recordado tanto por su inteligencia como por su amor por los más pobres, fue quien concluyó el Concilio Vaticano II y guió a la Iglesia a dar los primeros pasos en su asimilación y puesta en práctica. También fue el primer Papa que visitó América Latina. Por la eternidad tendremos un beato amigo en el cielo.

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Se está hablando más de drogas

Columna de Mons. Jorge Lozano del domingo 26 de octubre de 2014

Se ha instalado desde hace un tiempo en nuestro país el diálogo sobre las drogas. El abordaje se realiza de diversos modos: congresos, simposios, conferencias, artículos periodísticos, trabajos prácticos en el aula... Y los actores y participantes también representan un amplio abanico de la sociedad: los empresarios, los docentes, los sacerdotes y catequistas, las familias... en fin, todos estamos preocupados. No obstante, todavía no es suficiente. Es un importante primer paso.

Si de la preocupación no pasamos a la acción, nos quedamos dando vueltas en torno al diagnóstico, describiendo las diversas situaciones con una mayor o menor carga emocional. Solemos tener un buen espíritu quejoso, pero nos cuesta poner manos a la obra. Reclamamos responsabilidad en los demás, sin una actitud comprometida en lo que está a nuestro alcance. Y así, la realidad se va tornando cada vez más difícil.

En cuanto a la búsqueda de soluciones todos somos responsables, aunque en distinta medida.

No podemos descartar que en las adicciones ─también al alcohol y los  juegos de azar─ hay un fuerte componente cultural y social. En cuanto a la primera, el consumismo imperante nos lleva a querer “lo último” en tecnología, ropa... dejándonos siempre con deseos insatisfechos. Incluso para quienes tienen un pasar económico de abundancia, la experiencia de deseos sobre-satisfechos tampoco les alcanza. Algunos dicen “tengo todo, y no soy feliz”. Es que los anhelos profundos del espíritu humano no se serenan con cosas.

Es curioso que en una sociedad con grandes avances tecnológicos en cuanto a comunicación, las experiencias de profunda soledad sean más comunes de lo que se piensa.

Y en cuanto a lo social, también hay mucho por trabajar. La pobreza, el abandono escolar (sea por repitencia reiterada o falta de motivación), la falta de trabajo digno que permita formar una familia, son caldo de cultivo para actitudes de evasión y fuga de la realidad.

Un funcionario del área de drogodependencia de una Provincia decía: “Nos  va a llevar mucho tiempo para que los jóvenes recuperen las ganas de vivir”.

El vacío existencial característico de este tiempo es un problema grave. Juan Pablo II decía que “la droga es expresión de un profundo malestar existencial”.

El aburrimiento y la falta de motivaciones parecen ganar los corazones de adolescentes y jóvenes que encuentran dificultades en plasmar un proyecto de vida a mediano o largo plazo. La valoración excesiva del instante por encima de los procesos de largo aliento es una dificultad seria para imaginar el futuro y marcar rumbos claros para la vida. A muchos adolescentes y jóvenes les cuesta relatar la vida mirando a lo lejos en el pasado o hacia adelante. Cuentan lo que les pasa hoy, mostrando gran dificultad para levantar la cabeza y considerar períodos más amplios.

A su vez, mensajes ambiguos generan la idea de que un porro no hace nada, o que hay consumos inocuos. Se promueven de este modo conductas de riesgo que suelen acercar a experiencias de las cuales luego es difícil salir. La imagen del laberinto nos ayuda a graficar esto que estoy diciendo: es muy fácil entrar, pero difícil salir.

Una de las mayores amenazas en el desierto es el espejismo. Nos engaña con apariencias y nos hace correr hacia la nada, malgastando energía y sumando decepción.

Mientras tanto, quienes se enriquecen son las mafias del narconegocio, organizadas por personas inescrupulosas sin Patria, sin solidaridad, con ambición de dinero y poder. Combatir el delito es tarea irrenunciable del Estado en sus diversos niveles. También es su responsabilidad establecer políticas públicas de educación y trabajo.

Aprovechemos para conversar en casa, la escuela, la catequesis, el trabajo, los amigos... y ayudarnos mutuamente.

El domingo pasado el Papa Francisco beatificó al Papa Pablo VI, a quien le tocó acompañar a la Iglesia en las deliberaciones y trabajos del Concilio Vaticano II, e impulsar su implementación. De la homilía de Francisco durante la misa te comparto unos párrafos:

"Contemplando a este gran Papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias. Gracias a nuestro querido y amado Papa Pablo VI. Gracias por tu humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia".

"El que fuera gran timonel del Concilio, al día siguiente de su clausura, anotaba en su diario personal: «Quizás el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no tanto porque yo tenga algunas aptitudes, o para que gobierne y salve la Iglesia de sus dificultades actuales, sino para que sufra algo por la Iglesia, y quede claro que Él, y no otros, es quien la guía y la salva» (P. Macchi, Paolo VI nella sua parola, Brescia 2001, 120-121). En esta humildad resplandece la grandeza del Beato Pablo VI que, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro –y quizás en solitario– el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor."

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Rezar por los vivos y los difuntos

Columna de Mons. Jorge Lozano del domingo 2 de noviembre de 2014

Desde hace varios siglos el 2 de noviembre rezamos por los que murieron. Es una fecha establecida en continuidad con la fiesta solemne de ayer de todos los Santos. No es una mera casualidad o coincidencia. Se nos enseña de este modo que nuestra vocación es la santidad, la vida eterna y feliz en comunión perfecta con Dios y los hermanos.

Los cristianos miramos la muerte y la vida desde la Pascua de Cristo, somos verdaderamente miembros suyos y en nosotros habita el Espíritu Santo. Acerca de esta realidad, san Pablo nos enseña de manera muy clara en la primera carta a los Corintios, en el capitulo 12. Y en la carta escrita a los cristianos de Roma nos dice que “si hemos muerto con Cristo tenemos fe de que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios” (Rm 6, 8-9).

Nos reconocemos creados y redimidos para la vida eterna, para la alegría. Nuestra vida no es fruto del azar o un castigo del destino. Somos parte de un proyecto del Amor de Dios que quiere darnos vida en abundancia.

El Papa Francisco nos recuerda que la salvación que Cristo nos ofrece no es algo a experimentar en el más allá, como si solamente nos tocara esperar. “Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, y el aislamiento” (EG 1). Es una experiencia de liberación que se da en el presente, y nos ayuda a vivir de una manera nueva. Y esto se da por el trato de amistad con Jesús que nos transforma desde adentro: “Solo gracias a ese encuentro —o reencuentro— con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad”. (EG 8)

Si caminamos en esta vida unidos a Cristo, confiamos en que gozamos de su compañía para siempre, en lo que llamamos la vida eterna, el cielo. Durante la última Cena Jesús dijo a sus discípulos: “En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes”. (Jn 14, 2-3)

 Dios es eterno. Su amor también lo es. Y de ese modo nos ama; para siempre. Por eso en el hermoso diálogo que Jesús tiene con Nicodemo le dice: “Sí, Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna”. (Jn 3, 16) Tanta belleza en la creación, tantos momentos hermosos compartidos en familia y con amigos, tantos anhelos y deseos que nos quedan sin alcanzar, no pueden ser tan efímeros. La vida es un don de Dios que trasciende los límites de la muerte.

Incluso nuestra mirada de esperanza abarca a todo el universo, porque “nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia”. (2 Pe. 3, 13)

En este día rezamos entonces por los difuntos, y también por nosotros, para crecer en la esperanza y el servicio a los hermanos.

Una bonita oración reza: “Dales, Señor, el descanso eterno. Y brille para ellos la luz que no tiene fin”.

Al final del libro del Apocalipsis, el último de la Biblia, se vuelve a tomar la imagen del árbol de la vida al cual todos estamos llamados a tomar de sus frutos. Somos peregrinos del cielo.

 

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