Declaración de la 159º Comisión Permanente del la Conferencia
Episcopal Argentina
"Elige la vida y
vivirás" (Dt. 30, 19)
Durante este Año de la
Vida, hemos reflexionado sobre ella y la hemos reconocido como un
regalo maravilloso que recibimos de Dios, y que hace posible todos
los otros bienes humanos. También hemos observado con dolor
situaciones sociales en las que no se está promoviendo el valor
supremo de la vida.
Hablar de este tema, en
el actual contexto nacional, tiene una significación muy concreta.
En efecto, hoy la vida está muy amenazada por la droga y las
diversas adicciones, la pobreza y la marginalidad en la que muchas
personas viven su existencia en un estado de vulnerabilidad extrema;
también la delincuencia aparece hoy en forma frecuente como atentado
contra la vida. Junto con estos peligros nos encontramos frente al
planteo del aborto.
Queremos afirmar con
claridad: cuando una mujer está embarazada, no hablamos de una vida
sino de dos, la de la madre y la de su hijo o hija en gestación.
Ambas deben ser preservadas y respetadas. La biología manifiesta de
modo contundente a través del ADN, con la secuenciación del genoma
humano, que desde el momento de la concepción existe una nueva vida
humana que ha de ser tutelada jurídicamente. El derecho a la vida es
el derecho humano fundamental.
En nuestro país hay un
aprecio de la vida como valor inalienable. La vida propia y ajena es
para los creyentes un signo de la presencia de Dios, e incluso a
quienes no conocen a Dios o no creen en Él, les permite "sospechar"
la existencia de una realidad trascendente.
Valoramos las recientes
medidas adoptadas respecto del cuidado de la vida en la mujer
embarazada. Es absolutamente prioritario proteger a las futuras
madres, en particular a las que se encuentran en estado de
marginalidad social o con dificultades graves en el momento del
embarazo. Los varones, que también lo hicieron posible, no deberían
desentenderse.
Deseamos escuchar,
acompañar y comprender cada situación, procurando que todos los
actores sociales seamos corresponsables en el cuidado de la vida,
para que tanto el niño como la madre sean respetados sin caer en
falsas opciones. El aborto nunca es una solución.
Una decisión
legislativa que favoreciera la despenalización del aborto tendría
consecuencias jurídicas, culturales y éticas. Las leyes van
configurando la cultura de los pueblos y una legislación que no
protege la vida favorece una cultura de la muerte. La ley, en cuanto
base de un ordenamiento jurídico, tiene un sentido pedagógico para
la vida de la sociedad.
Invitamos a nuestros
fieles laicos y a todos los ciudadanos a reflexionar y expresarse
con claridad a favor del derecho a la vida humana. Lejos estamos de
desear que este debate provoque más divisiones en la sociedad
argentina.
Solicitamos, por ello,
que las expresiones vertidas sobre este tema se realicen con el
máximo respeto, eliminando toda forma de violencia y de agresividad,
ya que estas actitudes no están a la altura del valor y de la
dignidad que promovemos.
Invocamos la protección
de Dios, fuente de toda vida, para que ilumine a los legisladores.
En el marco del Bicentenario, cada vida humana acogida con grandeza
de corazón renueva la existencia de nuestra Patria como hogar
abierto a todas y a todos.
Buenos Aires, 18 de
agosto de 2011
159º Reunión de la
Comisión Permanente
Conferencia Episcopal
Argentina |