Documentos
y declaraciones del Episcopado Argentino
DEMOCRACIA:
DE LA JUVENTUD A LA MADUREZ
En
estos días el actual período de vida constitucional cumple veinte
años. Este hecho es motivo de gratitud a Dios, fuente de toda
razón y justicia, que a lo largo de este tiempo ha inspirado y
fortalecido a los
argentinos, animándonos a afrontar nuestras hondas dificultades en
un contexto de libertad y diálogo, dentro del marco de las
instituciones.
También
debemos manifiesta gratitud a todos aquellos que trabajaron por
afirmar nuestra convivencia, alejándose de cualquier solución
originada en la violencia o el autoritarismo.
Ya
en “Iglesia y Comunidad Nacional” (1981) los Obispos argentinos
desarrollamos ampliamente la concepción de la democracia basada en
compromisos éticos muy
profundos con el bien común, por parte de cada uno de los
ciudadanos y de los diversos sectores que conforman la sociedad.
Es
momento de acción de gracias, pero también de reflexión. Veinte
años en la vida de una persona es sinónimo de juventud. Esa misma
imagen puede valer para nuestra democracia. Muchas veces hemos
descubierto actitudes adolescentes y también hemos tenido la
sensación de vivir sólo en un marco de libertad al que le faltó
un firme sustento en valores humanos y éticos.
Tal
como lo hemos afirmado en los últimos años nuestra democracia ha
sido muchas veces más formal que real. Aun no hemos podido superar
tantos signos negativos de injusticia
e individualismo que hieren la convivencia e impiden
construir el bien común.
Queda
mucho por trabajar para que nuestra libertad se fundamente cada vez
más en la verdad, y se traduzca en mayor justicia y solidaridad. La
dramática situación de los pobres y excluidos sigue siendo la
mayor deuda de los argentinos.
Con
motivo de este aniversario, los Obispos reunidos en esta ocasión,
queremos una vez más, comprometer nuestro ministerio que, en lo que
toca a la construcción de la sociedad, es prioritariamente de
animación espiritual y fortalecimiento ético, para que esta
democracia pase de la juventud a la madurez.
Hacemos
votos para que todos, particularmente los pobres y débiles, puedan
habitar nuestro suelo manifestando en sus vidas la dignidad de hijos
de Dios. Sigue siendo urgente definir políticas de Estado que
reafirmen nuestras instituciones y permitan concretar la deseada
renovación de nuestra dirigencia.
Depositamos
estos deseos y aspiraciones en manos de María Santísima, tan
presente en el corazón de nuestro pueblo fiel, rogándole que siga
manifestando su maternal protección sobre toda la Nación.
Los
Obispos reunidos en la
136ª
Comisión Permanente de la CEA
Buenos
Aires, 10 de diciembre de 2003
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