Entre Ríos - Argentina

 
 

 

 

       

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Carta de Mons. Lozano a los docentes en su día.

A los docentes ¡Felicidades y gracias!

Queridos Docentes:

En estos días de setiembre se celebra el día del maestro (el 11) y el del profesor (el 17). Con este motivo les hago llegar mi afecto y estas reflexiones.

En la Institución Educativa se da el vínculo entre Evangelización y Promoción humana, y no solo si se trata de una escuela confesional católica. Porque cuando una persona, o mejor, una comunidad, se desarrolla logrando una mayor y mejor capacitación y vinculación social, estamos evangelizando. Claro que en una comunidad educativa cristiana hace falta también el anuncio explícito de la fe. Y esto lo podemos decir de todos los niveles del Sistema educativo.

La Escuela Católica es una comunidad eclesial y evangelizadora por naturaleza, aunque no todos salgan creyentes o muchos no practiquen la fe. Enamorados de Jesucristo queremos dar testimonio de la alegría de la fe. Jesús mismo nos enseña acerca de cómo reconocer lo más valioso para nuestra vida, “porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. (Mt. 6, 21)

Al conversar en varias reuniones con ustedes en la Visita Pastoral a las Comunidades Educativas voy recogiendo en el corazón los anhelos y las preocupaciones, las esperanzas y los desalientos. Y es cierto que las dificultades no escasean. Pero no menos cierto es que hay motivos de alegría y esperanza.

Cotidianamente le ayudamos a los alumnos a fortalecer sus ideales, a abonar utopías, a desplegar sueños y deseos de cambiar el mundo. Y esto también toca nuestras fibras interiores y nos coloca ante el espejo de las propias búsquedas interiores y profundas. No podemos mostrarles o señalarles con el dedo hacia el horizonte la libertad, la justicia, la paz, si de alguna manera no ponemos la otra mano en el corazón y sentimos palpitar esos valores en nosotros.

Enseñar a los más pequeños a socializar, incorporar normas de conducta, se nos presenta como un desafío cada vez más complejo. Las tentaciones que sufren los adolescentes y los jóvenes los pone en el riesgo de perder mucho (si no todo) en opciones mal encaminadas. No podemos reemplazar su libertad, pero sí fortalecerla con herramientas que les ayuden a elegir y a comprender las múltiples proyecciones de su presente, la extraordinaria riqueza que contienen sus vidas para sí mismos y para quienes los rodean.

La Encíclica del Papa acerca del cuidado de la casa común nos brinda algunas preguntas y pistas de trabajo en la comunidad educativa que nos pueden ayudar mucho.

Rezo por tu artesanal tarea y pido a la Virgen María te cubra de ternura. Con cariño y gratitud, te bendigo a vos y a tu familia.

Jorge Lozano

 

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