Emanuel Escobar fue
ordenado sacerdote
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El
viernes 29 de abril, Mons. Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú,
ordenó sacerdote al diácono Emanuel Escobar en una celebración
realizada en la parroquia Ntra. Sra. de Aránzazu de Victoria (E.R.)
El nuevo
presbítero tiene 27 años, nació en Victoria y realizó su formación
sacerdotal en el Seminario María Madre de la Iglesia de Gualeguaychú.
Concluido sus estudios teológicos completó su formación pastoral en
la parroquia San Antonio de Padua de Gualeguay, donde fue ordenado
diácono el 6 de marzo de 2015.
Trasladado a la Basílica Inmaculada Concepción de Concepción del
Uruguay, ejerció allí su ministerio diaconal. Ahora, Mons. Lozano le
ha encomendado la tarea de Vicario Parroquial en la parroquia María
Auxiliadora de Concepción del Uruguay.
Durante
la celebración, en la que concelebró Mons. Ricardo Faifer, obispo
emérito de Goya, participaron también más de cuarenta sacerdotes y
una numerosa cantidad de fieles de distintos puntos de la diócesis
que colmaron la capacidad del templo.
Durante
la homilía, Mons. Lozano, meditando sobre el pasaje de la vocación
de Mateo, comentó que “cada uno podría explicar muchas
circunstancias en torno a su propia vocación, un momento, un
proceso, pero difícilmente podríamos expresar el misterio de Dios en
nuestro corazón. No encontramos palabras para expresar el amor que
Dios nos tiene y el sentimiento de indignidad que esto nos provoca.
No encontramos palabras para expresar la alegría de sabernos
llamados por Jesús a servirlo en su Iglesia, a ser también nosotros
rostros de misericordia en su Iglesia y el mundo.”
Luego,
Lozano recordó que “el Papa Francisco dice que en nuestras
comunidades deberíamos ser oasis de misericordia en una humanidad
que está cansada. El oasis –dijo Lozano- también es una imagen
entrañable para Benedicto XVI que nos decía que la humanidad está
como en una situación de desierto y buscando un oasis, pero que a
veces espejismos o aguas estancadas que no sacian la sed.”
“Nosotros, los ministros, somos testigos del agua viva, pero no como
quienes señalan de lejos, sino como quienes cuentan de verdad lo que
hemos encontrado. Por eso en nuestro ministerio sacerdotal debe
haber una con-naturalidad con esta agua viva, para que nuestra
predicación no sea como una campana que resuena o algo hueco, sino
que pueda brotar de esta oración y encuentro con el Señor”,
reflexionó el obispo.
Lozano
también mencionó el pasaje del Evangelio donde Jesús dice “vengan a
mi todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré” y,
dirigiéndose al nuevo sacerdote, le dijo: “tu ministerio tiene que
ser ese alivio para los que están cansados. Que sientan, como la
imagen de profeta Oseas, que los atraemos con lazos de amor, que los
atraemos de gozar de su presencia”.
Luego
dijo que “el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra la
primera comunidad cristiana saliendo a misionar. Eran incansables. Y
ese es el modelo que también tenemos que tener en nuestras
comunidades: ser misioneros incansables, dar testimonio
permanentemente del amor de Dios. La primera comunidad cristiana se
reunía en torno a la Palabra, la oración y la Eucaristía; atendía a
los pobres y daba testimonio sin cesar de la misericordia de Dios. A
eso se nos llama también hoy y a eso te invitamos a sumarte en el
presbiterio, para que junto podamos compartir esta dulce y
confortadora tarea de evangelizar. Para que todos podamos dar
testimonio del amor que Dios nos tiene y ser rostros misericordiosos
de Dios a todos los hermanos”.
Finalmente, mirando al nuevo sacerdote, Mons. Lozano le dijo:
“ayudanos con tu servicio que implica toda tu vida. No sólo todo tu
tiempo, sino tus anhelos, afectos, tu vida entera, puesta al
servicio de la misión que el Señor nos encomienda. En esto
seguramente vas a ser feliz y lograr también que otros lo sean.”