Cuatro seminaristas
diocesanos dieron el pasado jueves jueves 27 de agosto
un importante paso en su camino al sacerdocio. Mons. Jorge Lozano admitió como
candidato a las Sagradas Órdenes a Luciano Lonardi, confirió el ministerio del
Lectorado a Emmanuel Tournoud y el ministerio del
Acolitado a seminaristas Agustín Rojas y Daniel Alarcón. La celebración, que
contó con una gran cantidad de fieles, tuvo lugar en la capilla del seminario
diocesano María Madre de la Iglesia.
En su homilía,
el obispo recordó que "el seminario es un tiempo para crecer en la
experiencia de encuentro con Jesús". "A veces algunos preguntan si se
estudia mucho en el seminario, pero no es eso lo único ni lo central porque
uno podría estudiar por internet o en su casa" dijo Lozano quien
inmediatamente aclaró que "lo importante del tiempo en el seminario es ir
creciendo a través del estudio, de la oración, de la vida comunitaria y de
la experiencia pastoral en esta experiencia de encuentro con Jesús."
Más adelante
indicó que "los ministerios son servicios para poder comunicar esta
experiencia. El sacerdote es un hombre de experiencia con Dios. Es aquel que
pudo palpar la experiencia de Dios no sólo en la propia vida sino también en
la de sus comunidades y de su pueblo. Que pudo escuchar la voz de Dios, que
pudo percibir y ver la obra de Dios en sus hermanos. Esta experiencia no se
improvisa, no es fugaz, sino que es una experiencia que gradualmente nos va
haciendo entrar en el misterio del amor de Dios. Por eso es que tenemos
tiempos, plazos, momentos, no nos apuramos, el seminario no es una
experiencia que hay que sacarse pronto de encima. Es una experiencia de
encuentro, de trabajo espiritual, de trabajo interior."
Luego de la
homilía tuvo lugar el rito por el cual Luciano Lonardi fue admitido,
mediante la aceptación del compromiso de seguir formándose como candidato al
sacerdocio y la bendición del obispo. Emmanuel Tournod recibió el ministerio
del lectorado, a quien simbólicamente se le entregó el libro de la Palabra
de Dios que deberá anunciar y leer en las celebraciones litúrgicas. Agustín
Rojas y Daniel Alarcón fueron instituidos acólitos como signo de su
ministerio al servicio del altar y de la Eucaristía recibieron la patena con
las hostias para consagrar.
Luego de la
misa se compartió un encuentro fraterno en el comedor del seminario.
Luciano
Lonardi tiene 23 años, es oriundo de Larroque e ingresó al seminario en el
año 2006. Emmanuel Tournoud es oriundo de Concepción del Uruguay, tiene 22
años y cursa el 2º año de teología. Daniel Alarcón y Agustín Rojas cursan el
3º año de Teología y son oriundos de Victoria y Gualeguaychú,
respectivamente.
La Admisión al
Orden Sagrado es el rito por el cual los seminaristas que aspiran al
sacerdocio manifiestan públicamente su voluntad de ofrecerse a Dios y a la
Iglesia para ejercer el sagrado Orden. La Iglesia, por su parte, al recibir
este ofrecimiento, los elige y los llama para que se preparen a ese efecto
Por eso, según el ritual de la ceremonia, se les pide que vivan de acuerdo a
las exigencias del Evangelio, que se afiancen en la práctica de la fe, la
esperanza y la caridad, adquieran un espíritu de oración y se fortalezcan en
sus ansias de ganar a todos los hombres para Cristo.
El lectorado
es el primer ministerio recibido en el camino al orden sagrado. La función
del lector es leer la Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas y
acercarla y difundirla a todos los fieles para su respuesta en la fe .
Por su parte,
el acolitado es el último de los ministerios que se recibe, antes de la
ordenación diaconal y funciones de un acólito: cuidar del servicio del
altar, ayudar al diácono y al sacerdote en las acciones litúrgicas,
especialmente en la celebración de la Misa, distribuir la sagrada comunión
como ministro extraordinario de la eucaristía, según las condiciones que más
adelante se verán en el artículo de ministro extraordinario de la
Eucaristía. En idénticas condiciones podrá exponer públicamente el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía a la adoración de los fieles y podrá luego
reservarlo, pero no puede dar la bendición. Puede además instruir a los
fieles que ayudan en las acciones litúrgicas como son las de llevar el
Misal, la cruz, los cirios u otras funciones similares.
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